La salud de los niños es lo que más preocupa a los padres. La vulnerabilidad que presentan y un sistema inmunitario todavía a medio desarrollar para combatir las amenazas externas, hacen que se le preste atención a todo aquello que ponga en peligro su bienestar.
Es por eso que te traemos las enfermedades mas comunes en niños, mas que nada a los pocos años de edad, así que conviene conocerlas un poco mejor. Les presentamos estas cinco.
Varicela
Se caracteriza por un rápido y fácil contagio entre niños, provocando la aparición erupciones por toda la piel y episodios febriles. La apariencia viene a ser la de un herpes común, de hecho el virus causante está catalogado en el grupo de los herpes. Sin embargo, el que la padece varicela sufre peores consecuencias: picores, dolor de cabeza, fiebre e incluso nauseas y vómitos.
Lo que causa su infección es la transmisión del virus Varicela-zoster a través del aire o por contacto directo. Por eso es una de las enfermedades contraídas más frecuentemente en guarderías y colegios. En una semana, las lesiones en la piel van desapareciendo y se forman las costras, que no dejarán cicatrices.
Una vez ha aparecido, solo cabe combatir la intensidad de sus efectos y esperar a que mitigue, ya que no suponen ninguna gravedad extraordinaria. Lo más aconsejable es el paracetamol y antihistamínicos para la fiebre y los dolores obaños calmantes
Sarampión
Los problemas cutáneos se repiten en el caso del sarampión. Se trata también de una infección causada por un virus que se propaga con facilidad entre personas. Las erupciones en la piel y los picores vuelven a hacer acto de presencia con esta enfermedad, al igual que la fiebre, tos, congestión nasal y escozor en los ojos.
La principal fuente de propagación es el aire, por lo que la exposición a tos o estornudos de otras personas con sarampión es la causa más frecuente del contagio. El periodo de incubación no llega a las dos semanas, tras las cuales empiezan a notarse los primeros síntomas como dolor muscular, manchas dentro de la boca, y sensibilidad a la luz, además de los ya comentados.
Rubeola
Puede asociarse erróneamente al sarampión, pero se tratan de enfermedades distintas. En parte puede ser porque también se la conoce como sarampión alemán o de tres días. La verdad es que los síntomas son muy parecidos: ojos rojos, alta mucosidad nasal, dolor de cabeza, fiebre moderada y dolor muscular
El virus causante se contagia entre personas tanto por el aire como por el contacto cercano, incluso una semana antes de que se haga notar o quince días después de haber desaparecido sus síntomas..El mayor problema puede suceder en el caso de las embarazadas que no hayan sido vacunadas en su infancia y no la hayan contraido, ya que en caso de padecerla durante la gestación, el feto puede nacer con anomalías.
Paperas
Aunque la vacunación sea simultánea, nada tiene que ver con el sarampión y la rubéola esta enfermedad contagiosa tan típica en la infancia. Las paperas son especialmente molestas porque consisten en la inflamación de las glándulas salivares, que son lo que humedecen los alimentos y ayudan a masticarlos y tragarlos.
Los síntomas que aparecen en caso de contagio son la inflamación de la garganta, mandíbulas y sienes con el consiguiente dolor, y fiebre.Más allá de la vacuna como medida preventiva no hay otra cosa. Tan solo tratamientos que bajen la fiebre y alivien el dolor. Por el dolor en la garganta, lo mejor es hacer dieta blanda para alimentarse adecuadamente.
Bronquiolitis
También debido a la acción de un virus, esta enfermedad consiste en la inflamación de los bronquiolos (las vías respiratorias más próximas a los pulmones) y a la acumulación excesiva de mucosidad.
Lo que en un adulto causa leves molestias, puede ser provocar un daño severo en un bebé menor de dos años, que es en los que más se manifiesta.
Se manifiesta a través de pitidos al respirar, dado el estrechamiento de los conductos respiratorios. Como consecuencia el esfuerzo para respirar es mayor, y la intensidad y frecuencia de las inspiraciones y expiraciones aumenta. El humo del tabaco, condiciones de hacinamiento o falta de defensas por una lactancia insuficiente o por prematuridad son algunos de los factores de riesgo.