Saber escuchar
Sabes escuchar si prestas atención a los demás con seriedad e interés porque consideras que no eres omnisciente, que no lo sabes todo, y que siempre tienes algo que aprender.
Sabes escuchar si callas tanto como hablas, porque de ese modo deseas mostrar tu comprensión y consideración hacia alguien.
Si obras así, harás felices a los demás, te ganarás su confianza y abrirás puertas.
No sabes escuchar …
Si en cualquier conversación lo único que te importa es llevar la voz cantante y no manifiestas ningún interés por nada de lo que dicen los demás;
Si te sientes incómodo mientras hablan los otros y te dedicas a pensar en lo que vas a decir tú en cuanto tengas ocasión;
Si subestimas la verdad o el valor de lo que se dice, metiendo siempre baza con algo más importante y rematando lo que cuentan de un modo más conveniente;
Si interrumpes una conversación para poder hablar y evidencias tu orgullo y tu vanidad;
O si eres incapaz de guardar silencio mientras otros intentan mantener una conversación
Escrito hace muchos años y totalmente vigente …
Un caballero se fija en todos los presentes: es atento con el tímido, amable con el distante y misericordioso con el ausente. Evita sacar cualquier tema de conversación molesto o hiriente; a veces resulta aburrido. Quita importancia a los favores que hace. Nunca habla de sí mismo, excepto cuando se ve obligado a ello; nunca se defiende con acalorados argumentos, ni le gustan las difamaciones y los chismes. Procura no atribuir motivos torcidos a quienes disienten de él y, siempre que puede, lo interpreta todo en positivo; y si no puede, se calla; jamás insinúa nada malo que no se atreva a decir abiertamente. Sigue la máxima de comportarse con el enemigo como si algún día fuera a ser amigo suyo.
[Extraído del libro “El poder oculto de la amabilidad” de Lawrence G. Lovasik]