Nos nutrimos de deliciosos sonidos indígenas llenos de percusión que estimularon a nivel auditivo y abrieron canales para conocer nuevos ritmos. La percepción visual atrajo colores y movimiento al son de la música de tambores.
Saludamos, sonreímos y bailamos fomentando la interacción social entre grupo de iguales y adultos. Siempre es un buen momento para estimular. Las experiencias que ofrezcamos a nuestros peques son grandes oportunidades para crecer sin tener que ser hacer una actividad dirigida. Os traigo y propongo una actividad diferente para poder divertiros en familia.
Artesanía, joyería y productos naturales como miel y harina de maíz fueron parte del acompañamiento durante este festejo. La música de flauta, tambores y canciones en Cherokee nos envolvió en un entorno natural para vivir la celebración indígena junto con el baile nativo americano.
Actividades dirigidas a los más pequeños, pintura de caras, juegos, narración de cuentos y caballos blancos listos para ser pintados con las manos al mayor estilo indígena.
Arriba: Antiguo molino de maíz 1845
Abajo: Cocina a fuego lento con recipientes piedra junto con música tradicional.
¿Y vosotros cómo vivís vuestros fines de semana en familia?