¿Y cuál es el fuerte atractivo de este evento, bajo mi punto de vista? La interactividad con el público; en este caso, bajo demostraciones, talleres, actividades y charlas: charlas con profesionales… y con bloggers. Ya sabes, amigos del gremio…
¿Y qué hace precisamente interesantes estas charlas? Pues no puedo contestar a esa pregunta por ti, pero sí puedo explicarte mis motivaciones, que se resumen en tres, básicamente:
Porque es información. Buena información.
Porque me apetece. Llámalo curiosidad. Llámalo necesidad. Llámalo oportunidad. Llámalo “hay que estar donde está la gente que sabe…”
Porque a la gente que tiene cosas interesantes que contar siempre hay que procurar conocerlas de primera mano y en persona, para escucharles. Porque lo valen.
Y en esta ocasión, tenía tres charlas de bloggers, muy focalizadas, más un postre deluxe king-size con extra de toppings (con mi querido Joaquim Montaner de Papás blogueros), que lamentablemente se canceló a última hora. Tres charlas, que juntas, bien podrían abarcar todo el recorrido vital de lo que viene siendo un PADRE (o madre). Su PASADO, su PRESENTE y su FUTURO.
EL PASADO
-“¿Te acuerdas de ese padre que siempre habrías querido ser? ¿Dónde está? Cuando piensas en tener hijos, te haces una imagen de ti como padre, como entrenador, director de cine, maestro y amado líder de la manada… Luego viene la realidad a fastidiarlo todo.”-
Bajo esta dura premisa y genial presentación, entramos en escena de la mano de Fernando, nuestro inimitable lobito aullador preferido detrás de Historias de Papá Lobo y pluma ocasional en la prestigiosa publicación Bebés y Más.
Su intervención nos retrotrajo inevitablemente al pasado; nos hizo mirar hacia atrás, volvernos sobre nosotros mismos y echar la vista hacia aquello que seguramente nos vendieron, en una época en la que todavía éramos vírgenes de preocupaciones de verdad: una paternidad ideal, de libro, con pautas y roles bien marcados en la que todo debería ir sobre ruedas perfectas a lo largo de una autopista de seda.
Y no… La realidad nos planta de nuevo en nuestro sitio, y descubrimos que aquella lección no nos la explicaron demasiado bien; que más bien es una carretera de tercera, con muchos baches, llena de curvas y sin arcenes, y nuestro vehículo no tiene ni airbags ni ABS, y por supuesto, señalizada como el culo, por lo que te pierdes todo el rato; que el idílico campo florido de primavera apenas asoma a la vista unas pocas semanas al año. En ese campo también hay pasto seco. Y escarcha. Y barro. Y así debe ser.
Y con las preguntas ¿Quiénes quisimos ser? ¿Quiénes somos ahora? ¿Quiénes queremos llegar a ser?, resulta inevitable que ese viaje al pasado lo enganchamos a nuestro presente y lanzamos igualmente la bola hacia el futuro, para intentar recogerla allí donde sea que termine cayendo, esperando que sea un buen lugar. Y en eso estamos… Entrenando el brazo. Básicamente.
Porque al contrario que un hijo o una hija, un padre no nace, sino que se hace. Pokito a poko, que dirían los Chambao. A fuego lento, que diría Rosana.
EL PRESENTE
-“Los niños poco a poco pueden ir aportando su granito de arena en las tareas del hogar, siempre adaptados a su edad; esto les da seguridad y confianza en sí mismos. Hablaré de cómo crear el hábito de que todos ayudemos en casa, para fomentar la corresponsabilidad desde que nuestros hijos son pequeños. Es una forma de que crezcan con la conciencia de la importancia de conciliar.”-
Así entramos en la charla de Daniela Dávila, autora del blog Papás e hijos. Porque -“La corresponsabilidad, una de las bases de la conciliación ¡empieza en casa!”-, nos cuenta.
Y eso es nuestro presente más crudo, más cotidiano, más diario. Es nuestra pequeña lucha de por las mañanas, de por las tardes, de por las noches. ¿Cómo hacer que recoja tal cosa? ¿Y si pudiera ayudar en esta o aquella tarea…? Preguntas con las que nos martilleamos una y mil veces.
Somos padres y madres, y con el cargo ya va el peso del universo sobre nuestros delicados hombros, muy a nuestro pesar. Pero quizás no estamos tan solos en la tarea como podemos creer, ya que la esencia misma de nuestra pequeña familia, los hijos, son a la vez los portadores de ese tan ansiado a veces, alivio.
Los niños, los peques, son capaces de realizar muchas más tareas y acciones de las que pensamos, pese a su corta edad. Y para muestra, tips, consejos, recursos y modos de actuación. No esperes a que crezcan, no esperes a mañana, porque hoy podrían echarte con alegría y buena disposición ese pequeño cablecito que tu cuerpo y tu cabeza necesitan, y que ayer mismo habrías pensado que era imposible. YES, WE CAN. O en plan patrio, SÍ, SE PUEDE.
EL FUTURO
-“Desde el momento mismo en que quedamos embarazados y lo comunicamos al mundo entero a través de las redes sociales, estamos empezando a construir la futura identidad digital de nuestros hijos. Conocer los riesgos y responsabilidades que la era digital nos impone, hará que como padres ayudemos a que nuestros hijos tengan, desde el día 0, una identidad digital digna y honorable.”-
Quien firma esta tercera charla es la sin par Catalina, de Mamá También Sabe. Y viene a contarnos -“…trucos para compartir información de tus hijos, sin afectar su futura identidad digital.”-
Porque amigos, en este saco entramos una gran masa de padres y madres. Seguramente tú, que estás leyendo esto. Ya sea simplemente a través de WhatsApp, de correos electrónicos, de videomensajería, o de cualquiera de las cada vez más abundantes redes sociales.
Vemos diversos ejemplos de cómo una simple y aparentemente inofensiva imagen, sacada hace tiempo, el significado que hoy puede tener quizás sea algo totalmente opuesto a la intención original, y de hecho, con graves perjuicios y repercusiones para el sujeto de la misma en su futuro.
Porque esta es la cuestión… El futuro es algo sobre lo que NO TENEMOS CONTROL. No sabemos las consecuencias de los actos que realizamos hoy. Algunas jugadas nos saldrán bien, pero otras podrán salirnos rematadamente mal, y no podremos hacer nada al respecto. Porque lo que llega a Internet, se queda en Internet. Así de sencillo.
Así que simplemente evita publicar cierto tipo de cosas, ¿vale…? Piensa que seguramente sin pretenderlo, estás violando el derecho a la intimidad y a la privacidad, cuando ya no directamente al honor, de lo que más quieres en esta vida, que es tu familia. Y lo mismo esa foto que a ti te parece tan mona, puesta en tu flamante muro del Face, pueda arruinarle un futuro puesto de trabajo o una relación, o ser el detonante de una posible depresión o el sufrir abusos, mofa y escarnio públicos por parte de terceros.
Medita bien lo que publicas, por favor. Nuestros indefensos pequeños tienen derechos. Y a veces parece que los obviamos. Y resulta que paradójicamente, tú deberías ser su mayor garante, no su violador o violadora. Piensa en ello, porque la ignorancia ya no es una opción.
Pasado, presente y futuro, por tanto. Tres grandes charlas. Tres ratos agradables en buena compañía; aprendiendo. Conversando. Todo por los niños. Todo por intentar crear y mantener algo bonito, algo hermoso, algo que te rondó una vez por la cabeza, que ahora es una realidad cruda y fascinante, y que será tu sombra permanente (una que te aseguro no se escapará, como le pasaba a Peter Pan), que es tu familia; esas hijas e hijos que tienes y que llevan orgullosos tus apellidos.
Porque -y ya sé que lo sabes…- una vez padre, eres padre para siempre.
Y tú… ¿Estuviste en alguna de las charlas o talleres?
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