1.- COMPROBAR QUIÉN LA VA A USAR Y PARA QUÉ
Uno de los errores que cometemos los padres es dejarnos guiar por nuestros gustos o por los de propio niño, sin pararnos a pensar el uso que le vamos a dar la esa mochila. No es lo mismo comprar una mochila para dejar en la guardería con las cosas del bebé (mochila que seguramente llevaremos nosotros mismos), que una mochila para un niño de 10 años o para uso deportivo.
También en la decisión tendremos que tener en cuenta factores como si el niño tiene que subir o bajar escaleras en el trayecto: las mochilas de ruedas son muy cómodas, pero si el niño tiene que subir escaleras para llegar al aula tendrá que alzarla, y dependerá del peso que tenga la mochila podrá o no hacerlo.
Antes de elegir una mochila de ruedas pensemos si nuestros hijos tienen que subir escaleras para ir al aula o al gimnasio con ella, ya que tendrían que levantarla y si pesa mucho quizás no puedan hacerlo
Si los niños van a guardería o a infantil lo mejor es elegir una pequeña mochila con tirantes ya que habitualmente suelen utilizarla para llevar la merienda, por lo que cargan poco peso.
Cuando pasan a primaria podemos ya pensar en elegir una mochila de ruedas. En mi caso he elegido esta opción, ya que el año pasado mi hijo llevaba una mochila de ruedas y era él mismo el que se encargaba de llevarla. Las pocas veces que ha llevado mochila en la espalda me ha tocado a mí acarrearla la mitad del camino porque decía que pesaba mucho.
Una vez que entran a la adolescencia la mochila de ruedas suele ser considerada “de pequeños” y se vuelve otra vez a las mochilas de espalda. Aquí tenemos que tener en cuenta si usan libros o, por ejemplo, si ya utilizan dispositivos electrónicos como ordenadores portátiles o Ipad ya que, de ser así, será mejor elegir una mochila con compartimentos especiales o acolchada para que proteja los aparatos electrónicos.
2.- TAMAÑO Y PESO DE LA MOCHILA
Si la mochila se va a llevar en los hombros se recomienda que quede a la altura de éstos y que termine por encima de la cadera. Si la mochila queda por debajo de la cintura quiere decir que es grande, por lo que deberemos cambiarla.
Es muy importante que la mochila, cargada, nunca supere el 10% del peso del niño. Es decir, que si nuestros hijos pesan 20 kilos su mochila no deberá pesar nunca más de 2 kilos. ¿Os atrevéis a hacer la prueba? Seguramente más de un niño va sobrecargado al colegio.
La mochila tiene que llegar a la altura de la cintura y no sobrepasarla. En este caso la mochila de la derecha es demasiado grande para el niño.
3.- LLEVAR SÓLO LO IMPRESCINDIBLE
Los niños tienen que aprender a seleccionar y colocar únicamente los libros y cuadernos que van a utilizar el día siguiente. ¿Cuántas veces nos ha pasado a nosotros el cargar una maleta con cosas “por si acaso” y luego no utilizarlas?. Si al principio es difícil que ellos mismos hagan su propia selección, podemos ponernos con ellos a revisar su horario y orientarles sobre el material que van a usar o no al día siguiente.
4.- TIRANTES, RESPALDOS Y RUEDAS
Desde Totto recomiendan que, en cuanto a los tirantes, debemos verificar que sean anchos, resistentes y regulables. Es importante comprobar antes de la compra, que tanto los tirantes como el respaldo sean acolchados, sobre todo para garantizar que la superficie de apoyo sea la correcta y el peso se distribuya de forma adecuada. Asimismo, la mochila debe tener un asa superior para levantarla mejor del suelo.
Debemos asegurarnos que la mochila tiene dos tirantes (no bandolera) y que estos sean anchos. Así mismo es conveniente que tenga un asa superior para que pueda levantarse del suelo
5.- COMPARTIMENTOS
Es recomendable que la mochila tenga varios compartimentos (interiores y exteriores) donde el niño o la niña pueda guardar lo necesario de forma ordenada, de esta manera, la distribución del peso será más homogénea. Se aconseja que los libros se coloquen en la parte posterior de la mochila y dejar los objetos más ligeros en los compartimentos delanteros, lo que ayudará a evitar una postura incorrecta de la espalda.
Es útil que la mochila tenga compartimentos internos para poder guardar bolis, llaves u otros objetos. También es importante que vaya marcada por dentro con su nombre para poder localizarle en caso de pérdida
6.- MATERIAL Y DISEÑO
Por último tenemos que fijarnos en que el material sea resistente, puesto que los niños suelen “maltratar” las mochilas: las tiran al suelo, no suelen tener mucho cuidado con ellas, las arrastran.. por lo que si queremos que una mochila nos dure todo el curso escolar debemos ver que esté bien cosida o, si tiene elementos que vayan pegados que estos no se despeguen a la primera de cambio.
Hay que mirar bien el material y los acabados de la mochila, tienen que ser muy resistentes ya que son objetos que llevan mucho “trote”
Además de estas recomendaciones, desde el Departamento de Salut de la Generalitat de Catalunya se han publicado algunas más para evitar problemas de espalda a largo plazo como:
Las mochilas deben estar bien diseñadas. Deben ajustarse correctamente y se han de llevar colgadas en los dos hombros (de dos tirantes) para equilibrar el peso. Hay que evitar las mochilas pesadas y de un solo tirante.
Es mejor que la mochila tenga tirantes gruesos y cuanto más anchos mejor, así como un respaldo acolchado.
Las mochilas con ruedas tienen la ventaja de no sobrecargar la espalda, pero deben saberse utilizar adecuadamente, porque si la fuerza que realiza el niño o niña para estirarla no es uniforme puede sobrecargársele más un lado que el otro.
Se recomienda rellenarlas de dentro hacia fuera, poniendo los objetos más pesados y planos pegados a la espalda; así se reparte mejor el peso y no se clava ningún objeto en la espalda.
El estilo de vida sedentario y el bajo tono muscular también se asocian a patologías de la espalda. Por lo tanto, hay que potenciar la musculación de la espalda y promover el ejercicio físico en los niños y niñas de forma regular.
Se recomienda evitar dormir boca abajo porque es perjudicial para la espalda; es mejor hacerlo boca arriba o de lado.