Los niños empiezan muy pronto a hacernos preguntas que, a veces, nos dejan sin respuesta por lo ingeniosas que son o simplemente porque nos pillan de sorpresa. Hace unos días recibimos en casa, gracias a Boolino, un libro que va a solucionar parte de estas dudas: Los superpreguntones para peques, El cuerpo humano, de la Editorial Vox-Larousse.
Un libro que es la versión para más pequeños de la colección Los Superpreguntones, y que está indicada para niños a partir de 5 años, aunque en mi opinión se puede leer para niños de 3 y 4 años simplificado las explicaciones (que de por sí ya está adaptadas a su edad y son sencillas y concretas).
El peque de la casa, con 3 años, está sacando chispas a este libro que reafirma lo que le vamos contando sobre por qué tiene que comer más fruta y verdura, por qué hay que lavarse los dientes antes de comer, por qué lavarnos las manos antes de comer o en qué se diferencia el cuerpo de un niño a una niña. Él todavía no nos ha hecho este tipo de preguntas, pero escucha con muchísimo interés las explicaciones y comienza a interesarse por cómo funciona su cuerpo y cosas como el recorrido que hace la comida por él, por ejemplo, o cómo se curan las heridas.
El formato y tamaño del libro me ha gustado: con páginas de cartón, es un ejemplar robusto y que aguantará varios años como libro de consulta. Porque eso es básicamente, un libro para que los más pequeños lo miren y remiren cada vez que tengan una duda o quieran saciar su curiosidad. En cada página se responde a una pregunta y lo ilustra con un dibujo en el que el protagonista suele ser un niño, lo que les ayuda a identificarse e interesarse más por este libro. Además, utiliza un tipo de letra perfecto para los niños que empiezan a leer, aunque en nuestro caso sea demasiado pronto.
En la misma colección hay otros dos títulos de superpreguntones para peques sobre los animales y sobre el universo que buscan dar respuestas rápidas a preguntas ingeniosas.
Además de leerlo de corrido, hemos jugado a intercambiar los papeles, haciéndole yo las preguntas para que él me diera sus respuestas, algo muy divertido y que recomiendo hacer en casa. El enano todavía no habla mucho, pero empieza a intentar explicarse y dar su opinión sobre todo lo que puede. Y una vez que hemos leído el libro una vez, ha sido curioso ver cómo se acuerda de la mayoría de las respuestas.
Por cierto que hay preguntas que los padres no podemos responder rápidamente o que no recordamos (o que no sabemos, ups), así que este libro también os viene muy bien para refrescar alguna cosilla
¿Vuestros hijos son muy preguntones?
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