En España, la educación obligatoria comienza a los seis años. Aunque la mayoría de los niños van al colegio desde los 3 o 4 años, existe un pequeño porcentaje que permanece en casa. Algunos especialistas, se muestran en contra de la rigidez o formalidad que impone nuestra educación infantil, puesto que consideran que durante esta etapa los niños deben practicar juegos y otras formas libres de aprendizaje y dejar la lectura o los cálculos para cuando sea más mayor.
Lo cierto es que la enseñanza en casa tiene también sus beneficios. En este caso, la familia tiene un papel esencial en la educación del niño durante la infancia y la educación en casa facilita precisamente esta implicación de los padres en el proceso educativo de sus hijos. Además, la atención individualizada que recibe el pequeño favorece que se respete su ritmo de aprendizaje, por lo que podemos adaptarnos especialmente a las características de nuestro hijo.
Sin embargo, según estudios frecuentes del Ministerio de Educación, existe una relación entre la escolarización a los cuatro y cinco años y el fracaso escolar durante la enseñanza obligatoria. La atención educativa en un centro escolar cuenta con profesionales que detectan problemas o dificultades de aprendizaje. También, la escuela facilita las oportunidades de socialización del niños y permite que los padres puedan seguir con su vida laboral.
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Imagen: National Assembly for Wales/flickr