“La Letra Con Sangre Entra” – Francisco de Goya
Es un estilo impositivo, poco asertivo y muy cargado de agresividad en la comunicación. El ejemplo perfecto es ese "porque yo lo mando, y punto" que tantas veces hemos podido oír.
Actuar de esta manera genera en el niño una serie de déficits y problemáticas que puede arrastrar en el futuro y que le impida llevar una vida plena y satisfactoria en convivencia con los demás.
He sintetizado en cuatro las consecuencias negativas más importantes que tiene este estilo educativo en los niños.
Baja Inteligencia Emocional
Un estilo autoritario impide el reconocimiento y la correcta expresión de emociones si así fuera preciso. No se aceptan las emociones y necesidades del niño y, a cambio, se le impone un cierto modo de "sentir" y actuar.
La falta de reconocimiento genera confusión en el niño y malestar, lo que le lleva a no escuchar sus verdaderas necesidades.
Esto conduce a una mala expresión de sus sentimientos, es decir, para resolver la frustración puede elegir el camino de la agresividad convertida en violencia sobre los demás, lo que genera más insatisfacción y malestar en el niño.
Mente cerrada
Si desde niños nos imponen una forma de pensar, sin crítica ni duda, estamos desarrollando una mente poco abierta a otras visiones y estilos de pensamiento.
Este hecho genera en el niño intolerancia, poco respeto y aceptación de niños diferentes solo por ideas inculcadas. Cuando sea mayor, arrastrará esta mentalidad y se perderá ocasiones maravillosas de encuentros con personas diferentes a él.
Infravaloración
Cuando a un niño no se le reconoce sus sentimientos, ideas y valía le estamos haciendo creer que no es válido y por tanto que no es bueno para nuestros estándares de calidad personal.
Esta infravaloración repercutirá en su autoestima en el futuro, sintiéndose incapaz y poco apto para desarrollarse y participar en sociedad. El amor propio queda anulado, convirtiéndose en marioneta de otros que le dicen para lo que vale y para lo que no.
Peligro repetitivo
Uno de los mayores peligros de este estilo educativo es su facilidad para ser repetido en el futuro cuando ese niño sea padre. Este hecho asegura el autoritarismo, la agresividad e incluso la violencia en el futuro.
Está en nuestras manos hoy día el poder cambio este hecho desde distintos ámbitos. Creo que desde la Psicología debemos fomentar el trabajo personal de todos que nos haga conocernos mejor a nosotros mismos y ser conscientes de nuestro estilo educativo.
Gracias a este trabajo podemos aceptarnos y cambiar para desarrollar un estilo más asertivo y positivo, que no permisivo del que hablaré en otra entrada..
Carlos Postigo