Amigos

En diez años veraneando en el mismo lugar, no recuerdo haber hablado en la playa con más de tres desconocidos; seguramente fueron menos. Este alarde de sociabilidad no responde a un objetivo premeditado, ni mucho menos consciente. De hecho, reparar en ello me provoca cierta inquietud, aunque supongo que no resulta tan raro… ¿o sí? Quiero pensar que son efectos colaterales de querer pasar desapercibido por la vida, aunque de vez en cuando el yo exhibicionista salga por peteneras y ventile en un blog los pensamientos más íntimos. Además de huraños, algunos humanos somos un punto incoherentes.

Tras una década sin más compañera de hamaca que la lectura (Millennium y similares, que para eso es verano) regresamos a casa sin haber pasado apenas página pero con la maleta llena de amigos. A diferencia de los libros, los niños de dos años tienen la mala costumbre de pegarse como lapas a otros humanos de tamaño similar. Su inconsciencia total les impide plantearse si su compañía es o no deseada o si invaden escenas de intimidad familiar. No le ocurre lo mismo a su adulto acompañante, a medias entre la sonrisa de circunstancias y el deseo de desaparecer.

En los últimos quince días, Inés y yo hemos repetido la escena decenas de veces.
amistad
Mi discutible destreza con el cubo y la pala no bastaban para retenerla en nuestro microespacio playero, con la consiguiente huida hacia aventuras más apasionantes. Poco después, decidía por su cuenta con quién quería jugar y comenzaba sin más. Así conocimos a Alba, compañera por un rato de baños y abrazos, a Jorge, que con tres años fue el mayor por un día, a Alejandra, colaboradora en el empeño de vaciar el mar con una regadera, a Pablo y sus pelotas de colores, a David, experto en aviones, a Julia, que derrochó paciencia ante los continuos destrozos de sus castillos de arena, a Marco, Neo, Lola, Paula y Marta. Con ellos y sus padres vivimos momentos tan intensos como efímeros de amistad y risas y aprendí que vale la pena conocernos, aunque sólo sea para compartir juegos en una tarde de verano.

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