Autoconciencia y consecuencias


La justicia guarda al íntegro {en su} camino, mas la maldad trastorna al pecador. Proverbios 13:6

Ha sido una semana intensa. Mucho tiempo sin escribir, sin embargo, ya es momento de que (como de costumbre) use mis letras para vaciar mi cabeza.

Hace unas semanas he estado asistiendo a unas previas a un retiro de la iglesia. El retiro se llama Encuentro Cara a Cara con Dios y las clases son para preparar nuestro corazón y nuestra alma para este encuentro que tendremos. Las clases han sido todo un ejercicio semanal de autoconciencia, un despertar real para entender y asimilar quién es Dios y de qué se trata su gracia y su misericordia infinita.

La clase de la semana pasada pienso que fue el primer paso para una conversión necesaria en mi vida. He estado hace mucho tiempo analizando si los eventos que me pasan, las situaciones, los dolores emocionales, la desesperanza, la falta de fe que en ocasiones me acecha, el doble ánimo y muchos otros temas.

A la luz de la palabra de Dios he encontrado respuestas que ningún ser humano ha podido darme en otras ocasiones. He pedido a Dios frenar mi lengua y así ha sido. La verdad no reconozco a quien veo en el espejo. Estoy siendo transformada de la forma como dice una de mis canciones favoritas: “Al Taller del Maestro vengo, pues el me curará, me tomará entre sus brazos y cada herida sanará, las herramientas del maestro mi alma remendarán, martillo en mano y mucho fuego, aunque me duela ayudará, a conocerlo y a entenderlo, a saber que nada merezco…”

Y me remonto ahora a la descripción de este blog: Ventanas de mi memoria y mis experiencias como madre de dos “maestros infantiles” que me enseñaron que yo no sabía nada de la vida hasta que los conocí. ¿Adivinen qué? Tampoco sabía bien quien era Dios (o al menos lo olvidé en el camino).

Y pienso por un momento: Si no nos forjamos bien como el hierro en el fuego, y no conocemos a Dios, ¿qué legado estamos dejando en nuestros hijos? ¿Qué herramientas estas dejando en ellos para que puedan sobrellevar la carrera que se llama “Vida”? ¿Hasta dónde las decisiones que has tomado como madre te han llevado a descarrilar el propósito para que el que fue diseñada tu familia? Son muchas preguntas que abarcan con profundidad mis pensamientos. La verdad es que no recuerdo cuándo fue la primera o última vez que hice un examen de conciencia frente a Dios sobre mis decisiones, mi temperamento, mi ira, mi mal humor, mis consecuencias, y todo por cuanto hoy me quejo en la vida.

Me alegra haber aprendido que Dios es bueno, en todo tiempo, en todo lugar y que es un padre tan amoroso que si de verdad te acercas a él con un corazón humillado y arrepentido, El puede cambiar tu lamento en baile.

Como madre, es momento de decidir qué quieres lograr para tu familia, y qué cosas tienes hoy que no te permiten avanzar en este objetivo. Nadie más que tú misma se interpone entre tú y Dios. Abre la puerta, llama y El te responderá. Y que así sea.

Hasta la próxima.

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