La interrupción temprana de la lactancia materna natural tiene consecuencias negativas para la salud de los niños y es un problema sanitario real. La leche artificial debería reservarse para casos justificados, bajo estricta prescripción pediátrica. Hay que desterrar la impresión tan generalizada de que "no pasa nada por dar biberón". Tampoco es que haya motivos para el dramatismo pero desde luego, sí, sí que pasa.
Este en un link a un artículo de revisión (en inglés).
La siguiente pregunta que nos hacemos es...
¿Supone algún riesgo para las mujeres no dar el pecho?
Porque también se intenta convencer a las mujeres de que den el pecho porque "es bueno para la salud de la madre".
Y si, es cierto. Los metaanálisis de estudios epidemiológicos también tienen sus controversias pero parece claro que hay un moderado menor riesgo de cáncer de mama invasivo pre-menopáusico en las mujeres que dan pecho que en las que no. La disminución del riesgo es más notoria en el grupo de mujeres con antecedentes familiares con cáncer de mama. Es decir, dar el pecho el mayor tiempo posible, reduce el número de boletos que tiene la mujer para la rifa de cáncer de mama. Ídem con el cáncer de ovario: hay una relación inversa entre la duración de la lactancia y las probabilidades de sufrirlo (en ambos casos el secreto está en que la inhibición de la ovulación durante la lactancia y la propia lactogénesis reduce la carga estrogénica durante años o meses, reduciendo el riesgo de proliferación de tumores dependientes de hormonas en una sociedad en la que las mujeres tienen pocos hijos, una menarquia adelantada y una menopausia tardía).
Más prosaicas y tangibles son las consecuencias inmediatas de la lactancia en el metabolismo de la mujer. La lactancia en los primeros meses consume unas 500 kcal al día, lo cual es bastante, y equivale a una especie de gimnasia pasiva, sin necesidad de dietas ni sudores. Aparte del efecto obvio de ayudar a recuperar el peso previo al embarazo (o incluso adelgazar, doy fe), la lactancia mejora los niveles de glucosa, el metabolismo de los lípidos y la presión sanguínea. Y buenas noticias: este efecto parece que persiste tras el destete. El control del peso también persiste tras el destete, aunque es dependiente de otros factores (si la mujer no controla la ingesta tras el destete, por mucho que haya durado la lactancia puede coger sobrepeso).
El riesgo de diabetes mellitus, síndrome metabólico, hiperlipidemia, infarto de miocardio y otras enfermedades cardiovasculares también es moderadamente superior en las mujeres que nunca han dado el pecho.
OJO
Medir los beneficios de la lactancia para la salud de las mujeres es más difícil (aún) que en el caso de los bebés: las mujeres pueden dar el pecho de forma intermitente a lo largo de su vida, y con una duración diferente en cada caso. Así que en los estudios se miden los perjuicios de no dar el pecho nunca (en mujeres con o sin hijos propios) frente a dar el pecho, considerando que la duración de la lactancia de la mujer es el tiempo de lactancia acumulada para todos los hijos que haya tenido la mujer, aunque haya habido años de separación entre ellos sin dar ni gota de pecho.
Esta clasificación de las mujeres es un poco injusta porque sabemos que la gran mayoría de mujeres dan el pecho alguna vez en su vida, aunque sea unos días o semanas, con crisis de abandonos al mes, a los tres y a los seis meses. Así que quien más y quien menos todas las mujeres han dado pecho alguna vez, y pueden sentirse "protegidas" aunque su lactancia haya durado unos pocos meses, cuando los efectos beneficiosos se manifiestan cuando se consideran lactancias prolongadas frente a mujeres que no han experimentado nunca la lactancia.
¿Realmente hay mujeres que dan el pecho pensando en librarse del cáncer de mama? Lo dudo: las que dan el pecho, lo hacen por otros motivos. Que sea mejor para su salud seguro que no está en su top five de razones.
¿Conocer estos datos epidemiológicos puede hacer que las mujeres que se niegan de inicio a dar el pecho se lo piensen dos veces? Yo no lo creo: normalmente las mujeres que se niegan a dar el pecho lo hacen por fuertes sentimientos de asco hacia el amamantamiento o prejuicios sobre sus consecuencias estéticas, el trabajo que conlleva, y los problemas de dolor e insomnio. Les da completamente igual tener mayor o menor riesgo de diabetes mellitus o cáncer de ovario.
¿Conocer estos datos ayuda a que las mujeres aumenten el tiempo que dan el pecho a sus hijos? Tampoco lo creo. No veo a ninguna mujer esforzándose más en la lactancia pensando en lo bien que le vendrá una moderada disminución del riesgo de hipertensión en el futuro, o en el control de la glucemia. Los motivos que llevan al abandono prematuro de la lactancia son más poderosos: presión social, falta de confianza en la lactancia, baja laboral demasiado corta, pésimos consejos de los pediatras, etc.
¿Compensan estos beneficios para la salud de las mujeres que dan lactancia prolongada el posible riesgo de tener problemas de salud mucho más inmediatos y tangibles, como ingurgitaciones, mastitis? Pues claramente no, porque muchas mujeres preferirán asumir más riesgo de cáncer de mama en el futuro que no estar al borde las lágrimas por una posible grieta o mastitis ahora. Y de poco sirve el consuelo de saber que con buena información y apoyo el número de problemas en el pecho se reduce mucho, o que una buena matrona le ayudará a solventar sus problemas, porque el dolor ya no se lo quita nadie. Hay muchas mujeres "acobardadas" ante estas cuestiones y las promesas sobre lo que pueda ocurrir con sus ovarios en el futuro les importa un comino.
Así que...¿a quién se pretende engañar utilizando el argumento de la salud materna como "zanahoria" para convencer a las mujeres de que prolonguen su lactancia? Las mujeres que dan lactancia prolongada a sus hijos tienen suficientes motivos para estar tranquilas y confiadas en que su opción es mejor que la lactancia artificial en múltiples aspectos, pero la salud materna no es el principal. Los beneficios para la salud femenina es un premio intangible y poco atractivo. Por eso yo pienso que es mejor plantear la lactancia en otros términos más pragmáticos.
Lo que me parece más importante del estudio que estoy reseñando es que los especialistas se están convenciendo de que la pregunta que tanto se oye en la consulta del obstetra de: ¿qué vas a dar, pecho o biberón?" debería desaparecer, y ser sustituida por "¿qué has oído de la lactancia materna?". Eso permitiría que los profesionales detectaran los prejuicios, informaciones erróneas y objeciones que tienen las mujeres, y pudieran desmontar con datos algunas creencias frecuentes y equivocadas, como que dar el pecho es bueno pero doloroso para la mujer, o que el biberón no tiene consecuencias negativas para la salud de los bebés, o que los niños de pecho duermen peor. Y que no es que la lactancia materna sea "un plus" que cuatro hippies con más moral que el Alcoyano insisten en dar a sus hijos: es la manera elemental y natural de alimentación infantil, que sólo debería ser sustituida bajo prescripción médica.
Y a vosotras, ¿os resulta importante el argumento de los beneficios para la salud de la mujer a la hora de prolongar la lactancia?