Uno de cada tres niños españoles no se cepilla los dientes diariamente. Sin embargo, el cuidado de la boca es algo fundamental para nuestra salud y debe comenzar desde los primeros meses de vida del bebé. Por lo dicho a priori es menester que se eduque a los niños todo lo relacionado al hábito de cepillarse los dientes después de cada comida y, muy importante, enseñarles la forma correcta de cepillarse o lavarse los dientes.
Cuando el niño aún es un bebé, debemos limpiar sus dientes con una gasa suave humedecida o bien con un cepillo especial para bebés. A partir de los dos años, cuando la dentadura ya está completa, podemos empezar con el dentífrico. Es allí cuando el niño ya puede, sin ayuda activa de terceros, lavar sus dientes por sí solos. No obstante, periódicamente se debe supervisar esta actividad y, posteriormente, efectuar una limpieza profunda una vez al día mínimo, esto es hasta que el niño cumpla los ocho años de edad aproximadamente.
El cepillo y el dentífrico son fundamentales. Elegir formas y colores divertidos, así como un sabor atractivo (cuidado con que no se lo coman) facilitará mucho las cosas. El siguiente paso es la imitación. A los niños les encanta ser ‘pequeños adultos’ y suelen imitar todo lo que hacemos. Posicionarse ambos ante el espejo y comenzar el ritual de avado de dientes de forma correcta y profunda, además de ser una excelente técnica de aprendizaje se convertirá en un momento muy divertido tanto para el nene como para los padres.
El mejor truco para ver si nuestro pequeño lo hace bien es usar un revelador de placa, un producto que, cuando se aplica, colorea la placa bacteriana, lo que permite detectar las zonas donde el cepillado no se ha realizado de manera correcta. Los buenos hábitos del futuro son la enseñanza del presente.
¿Has conseguido ya que se lave los dientes diariamente?
Imagen: Ran Yaniv Harstein/flickr