Uno de los problemas infantiles más preocupantes en la sociedad, actualmente, es el bullying o acoso escolar. En concreto, el término bullying significa intimidación. El acoso escolar consiste en cualquier tipo de maltrato físico, psicológico o verbal producido entre escolares durante un periodo de tiempo. Es un problema más o menos 'reciente', que recibe sus orígenes de aquellos que tomaban las novatadas como un peligroso juego para hacer daño a los demás.
Desde el punto de vista de los padres, el bullying debe ser tratado desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, resulta un problema grave que nuestro hijo sufra acoso escolar, algo muy duro que puede llevarles a caer en una fuerte depresión e incluso el suicidio, como podemos ver, por desgracia, en nuestra realidad. Pero, la otra vertiente es la de aquellos padres que tienen como hijo un posible acosador y que deben conseguir que su hijo conocer el origen de esos hábitos para poder abandonarlos. ¿Es posible afrontar el bullying? ¿Cómo podemos combatir el acoso escolar?
Cómo detectar si sufre acoso escolar
Tras el incremento de suicidos a causa del bullying, las familias se preguntan cómo no pudieron ver que sus hijos sufrían este problema. Y es que no es nada fácil, a nadie se le pasa por la mente que pueda estar ocurriendo esto si no observamos detenidamente a nuestros hijos, por eso, debemos estar atentos a cualquiera de los cambios que experimenten. Si el niño experimenta un cambio repentino, normalmente era extrovertido y derepente se vuelve muy callado, puede ponernos en alerta, a nuestro hijo le pasa algo.
Por otro lado, si vemos que nunca invita amigos a casa o nunca acude a una fiesta de cumpleaños, puede que esté sufriendo acoso escolar. Es cierto que cada niño es un mundo, pero los expertos determinan que aquellos niños solitarios tienen más posibilidades de sufrir este problema. Además, en ocasiones, podemos observar cómo nuestro hijo viene demasiadas veces a casa con la ropa rota. Todos los niños juega, pero, ¿hasta que punto?
Otros síntomas son la inapetencia constante de ir al colegio, sobre todo los lunes por la mañana o después de un festivo. Está demostrado que este tipo de niños sufre una gran ansiedad la noche anterior a ir al colegio. Además, el niño puede tener heridas diversas, que aunque intente ocultar, terminaremos viendo.
Qué podemos hacer para solucionar el problema
Si detectamos todos los síntomas anteriores, podemos determinar que nos encontramos ante un problema. Lo primero que debemos hacer es investigar minuciosamente qué está ocurriendo, observando a los amigos de nuestros hijos, a los profesores e incluso la relación de nuestro hijo con los familiares. Después, será el momento de hablar con nuestro hijo, haciéndole sentir que puede confiar en nosotros, que entendemos su problema y que es importante que comparta con sus padres todo lo que le está pasando.
Intenta no mostrar demasiada preocupación, a pesar de la seriedad del asunto, ya que sólo añadiría más presión en el niño. No le aconsejes que se defienda, ni abogues por la violencia, aunque la primera reacción instintiva sea ésta. Lo único que conseguirías es empeorar la situación. Lo ideal es ponerse en contacto con el profesor o director del colegio para que, en conjunto, busquemos una solución para el problema.
Si no tenemos éxito, el siguiente paso es contactar con un abogado que nos ayude a tomar las decisiones legales pertinentes acerca de lo que debemos hacer. Además, en muchos casos el acoso está tan avanzado que, aunque se solucione el problema, el niño no pierde el miedo al colegio ni a los otros compañeros, por lo que se hace necesario recurrir a un psicológo infantil. No pasa nada, lo importante es solucionar el problema.
Qué ocurre si nuestro hijo es el acosador
En casi todos los problemas, hay dos caras de la moneda. Y de la misma forma que podemos ser los padres del niño acosado, también puede ocurrir que nuestro hijo sea el acosador. ¿Qué hacemos entonces? ¿Es culpa nuestra? ¿Le hemos educado mal? Pues como en todo, hay diferentes motivos, pero debemos centrarnos en las soluciones y atajar rápidamente el problema.
Lo primero que debemos hacer es alcanzar un buen clima de comunicación con nuestro hijo. Probablemente, nos cueste conseguirlos, pero debemos intentar obtener un por qué a su conducta. No ignores el problema, seguramente tu hijo esté buscando una forma de llamar la atención, por lo que debemos estar pedientes de ellos. Aunque ayudes a tu hijo y le demuestres tu amor, no olvides hacerle saber que no toleraras ese tipo de conducta, no debemos olvidarnos que aunque tenga un problema también es la causa del problema que tiene otro niño. Lo mejor es buscar ayuda y apoyarnos en la escuela, en conjunto, encontraremos la solución.
Agradecimientos: venturebeat.com, lynegosselin.com, goodtoknow.co.uk, Skylaw, tricitypsychology.com