El acoso escolar afecta a un gran número de niños y abona el terreno para la aparición posterior de depresión, suicidio, problemas conductuales y trastornos psicosomaticos en los niños. Esta forma de acoso consiste en ejercer poder mediante agresiones en las que el acosador ataca de forma repetida e intencionada a una victima más débil mediante métodos sociales, emocionales o físicos. Los niños pueden pasar de ser acosador, victima, acosador-victima (ambos papeles en momentos diferentes), o testigo. El acoso escolar puede ser directo, que implica agresiones físicas, como golpes, robos y amenazas con un arma o agresión verbal como el uso de insultos, humillación pública e intimidación, o bien puede ser indirecto, consistente en agresión relacional, como difusión de rumores, rechazo social, exclusión del grupo de compañeros e ignorancia de la victima.
El acoso escolar se produce sobre todo en la escuela, cuando existe una supervisión mínima durante los recreos, cambios de clase y hora de comer en los patios de colegios, pasillos, y en el camino de ida y vuelta a la escuela. Internet es otro lugar en el que se realiza esta conducta, que se lleva a cabo mediante correos electrónicos masivos, salas de chat y foros de mensajes.
Quien puede ser afectado por el bullying
El acoso escolar es frecuente en los niños de edad escolar. Se produce en todos los países y afecta al 9-54% de los jóvenes. El 30% de los estudiantes de enseñanza media y superior refiere haberse visto implicado en casos moderados o frecuentes de acoso escolar como victima, acosador o victima-acosador.
De que manera afecta el estado de ánimo
La implicación en el acoso escolar se asocia a un peor ajuste psicosocial; los acosadores, victimas y acosadores-victimas refieren mas problemas de salud y un peor ajuste social. Las victimas tienden a presentar debilidad física y vulnerabilidad emocional, o bien a ser provocativos, con problemas de atención o conductuales. De forma global, ambos grupos de victimas presentan ansiedad, inseguridad, soledad y carecen de habilidades sociales; sus características externas no les apartan de los demás necesariamente.
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Las victimas pueden pertenecer a un nivel social más bajo y sufrir más marginación y aislamiento social. Suelen presentar un mayor grado de depresión, síntomas psicosomáticos y tendencias suicidas. Las consecuencias a largo plazo de sufrir acoso escolar en la infancia son depresión, escasa autoestima y relaciones abusivas.Los acosadores tienen mayores tasas tanto de trastornos conductuales como de estatus social. Tienen las menores tasas de problemas de ajuste debido a su mayor estatus social, pero sus compañeros les evitan. Dichos acosadores tienen mayores tasas de depresión y de angustia psicológica en comparación con quienes niegan su conducta de acosador.
Desarrollan actitudes más negativas hacia la escuela y un mayor consumo de drogas. Los niños acosadores tienen cuatro veces mas conductas delictivas entre los 20 y los 30 anos y mas riesgo de abandono escolar. El acosador-victima tiene problemas con las relaciones con sus compañeros y unas tasas mas elevadas de depresión, soledad, alcoholismo y de llevar armas.
Factores de riesgo
La violencia no letal, el acoso escolar grave, llevar armas de fuego ilegales, los problemas de salud mental, los ataques de estudiantes a profesores y los efectos de los cambios económicos rápidos en las comunidades pueden provocar violencia escolar. Otros factores de riesgo adicionales de desarrollo de violencia son la paternidad precoz, un bajo nivel de inteligencia, un bajo rendimiento escolar, sufrir agresiones a una edad precoz, la victimización infantil, unos lazos familiares débiles, el consumo de sustancias, la pobreza y el racismo.
En un estudio, los homicidas implicados en muertes violentas asociadas a la escuela tenían el doble de probabilidades de haber sufrido acoso escolar, en comparación con las victimas de homicidio.
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La violencia escolar es mas frecuente en áreas donde el índice de criminalidad es mayor y donde existen mas bandas callejeras, con una escasa mejoría por las medidas de seguridad adicionales. Estos riesgos anulan la capacidad de los estudiantes para aprender en un entorno seguro y dejan a muchos niños con estrés traumático y reacciones de duelo.
Tratamiento y prevención del acoso y violencia escolar
Los pediatras disfrutan de una posición única para observar, tratar y abogar por una reducción de la repercusión de la violencia escolar mediante el tratamiento de los afectados y tratando de evitar nuevos casos. Los signos de un niño que sufre acoso escolar consisten en síntomas físicos como insomnio, gastralgias, cefaleas y enuresis de nueva aparición. Pueden aparecer síntomas psicológicos, como depresión, soledad, ansiedad e ideación suicida.
Los cambios conductuales, como irritabilidad, escasa concentración y consumo de sustancias son frecuentes. También puede haber problemas en la escuela, como fracaso escolar, problemas sociales y falta de amigos. Se debe establecer una vigilancia especial para aquellos niños con enfermedades médicas crónicas, obesidad o deformidades físicas y los estudiantes de educación especial que pueden ser objetivos potenciales. Puede ser más difícil identificar al acosador, por el deseo de este de ocultar su conducta.Los niños que son agresivos, excesivamente confiados, con carencia de empatía y con problemas conductuales pueden requerir una vigilancia cuidadosa. Los síntomas físicos, conductuales, psicológicos y escolares de este tipo de acoso pueden solaparse con otros trastornos, como enfermedades medicas, problemas de aprendizaje y trastornos psicológicos.
El tratamiento del acoso escolar consiste en intervenciones con los padres, las victimas, los acosadores y la escuela. Entre estas intervenciones, debería incluirse el apoyo a las familias, las victimas y los acosadores. Hay que remitir a los niños que lo necesiten a los servicios de salud mental. Hay que esperar que se produzcan un cambio conductual en el acosador y modificaciones sociales en el entorno escolar.
El clínico debería escuchar con empatía al niño para ayudarle asumir responsabilidades y tranquilizarlo. No se debería culpar al niño ni trivializar sus preocupaciones. Entre las sugerencias, debería indicarse que el niño solicitase el apoyo social de los profesores y amigos, así como que se evitasen las situaciones en las que puede producirse el acoso.
La escenificación de un encuentro puede ser útil para el niño. Se pueden utilizar las actividades extracurriculares, como los clubes de teatro y los deportes para ayudar a potenciar la autoestima del niño. El clínico debería identificar los aspectos sobre seguridad, como la ideación y los planes suicidas, el consumo de sustancias y otras conductas de alto riesgo.
Los programas de prevención de la violencia escolar se centran en muchos enfoques de la conducta agresiva. Un grupo de programas se dirige a la solución de problemas, la adquisición de habilidades interpersonales básicas y la resolución no violenta de conflictos. Diversos estudios a corto plazo han demostrado que estos programas son eficaces.
Las estrategias más exhaustivas, que implican a los padres y a las organizaciones comunitarias junto con la escuela, pueden reducir la violencia premiando los logros académicos. Centrarse en aspectos como el control del acceso a las armas de fuego, la sensibilidad de la frágil autoestima de los jóvenes, y en las diferencias entre los jóvenes y los adultos, son elementos esenciales para crear un clima escolar seguro, es por esto que dile No al Bullying.
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