¿Cómo se manifiesta un resfriado infantil?
Los primeros síntomas que aparecen y que te ayudarán a detectar un resfriado en tu hijo es un malestar inicial, seguido de tos, estornudos, picazón en la garganta, congestión nasal y mucosidad, que al principio será muy líquida y a medida que pasen los días se irá volviendo más espesa y, posiblemente, de un tono amarillo verdoso.
El resfriado también puede ir acompañado de dolor abdominal, dolor de cabeza y vómitos e incluso fiebre, aunque suele ser moderada con más sin pasar a temperaturas demasiado altas (algo más propio de la gripe).
Los niños de corta edad pueden, además, perder totalmente el apetito y, los primeros días, mostrarse mucho más inquietos e irritables de lo normal.
¿Cómo se contagia?
Los resfriados o catarros pueden contagiarse fácilmente durante los 2-4 días posteriores a la aparición de los síntomas. Son varias las vías de contagio, y más aún si tu hijo va a la guardería o al colegio:Por la saliva. Es algo muy frecuente cuando se trata de niños, ya que pueden beber del mismo vaso o compartir juguetes y utensilios que previamente uno de ellos se ha llevado a la boca.
A través de la mucosidad, que se expulsa al exterior mediante la tos o los estornudos.
Las manos son también un gran agente transmisor de los resfriados. Lávaselas con frecuencia.
¿Qué hacer si un niño se resfría?
El resfriado no se cura con medicamentos, tan solo podrás intentar prevenir posibles complicaciones y aliviar los síntomas aparecidos:
Lávale la nariz con suero fisiológico. Así ayudarás a despejar la mucosidad, y facilitarás que el niño pueda respirar mejor.
En el caso de los bebés, puede resultar útil ayudarte con una perilla de goma o aspirador nasal para retirar la mucosidad nasal, sobre todo antes de acostarlos y también antes de las tomas.
Si tiene fiebre, usa analgésicos y antitérmicos.
Intenta mantener un ambiente húmedo en casa para facilitar su respiración.
Que beba mucho líquido. De ese modo expulsará la mucosidad y reducirá sus molestias.
No les pongas nunca a cambios bruscos de temperatura ni a corrientes de aire.
Se recomienda que el niño resfriado no haga viajes en avión, ya que la presión le podría producir complicaciones en los oídos.
Ayúdale a hacer reposo. Mantén su habitación cálida (pero no demasiado caliente), aislada de ruidos y bien ventilada (cuando él no esté).
Procura que se siga alimentando. Si no tiene mucho apetito, ofrécele zumos caseros de frutas y caldos, sopas y purés.
Ten en cuenta que no es recomendable administrar descongestivos o antihistamínicos sin consultar con el pediatra, ya que no suelen resolver el problema. Es más, este tipo de fármacos pueden provocar en algunos casos alucinaciones en los niños, irritabilidad y frecuencia cardíaca irregular.
¿Se puede prevenir el resfriado en los niños?
Llegar a evitar el resfriado en niños es muy difícil, porque el contacto con los virus se produce en numerosas ocasiones a lo largo del año.El colegio la guardería son focos importantes. Además, no existe una vacuna específica que pueda actuar contra el catarro. De hecho, pese a que algunos médicos se inclinan por aplicar la vacuna antigripal a los niños, esto no asegura la protección contra los resfriados, ya que son muchos los virus que intervienen en él.
Si tu hijo tiene menos de dos años tendrás que esperar hasta que su sistema inmunológico (sus defensas) vaya haciéndose más fuerte; si es más mayor, procura que siga una alimentación variada y rica en productos frescos. Pon especial atención al mantenimiento y limpieza que llevan a cabo en la guardería y si te lo puedes permitir, déjalo en casa contigo.
Medidas que no funcionan
Abrigar en exceso a tu hijo o impedirle que pase mucho tiempo en lugares al descubierto. Las estadísticas dicen que es mucho más fácil contraer un resfriado en locales cerrados que al aire libre, ya que los virus se estancan en el aire y la falta de ventilación hace que no circulen y vayan cargando el ambiente.
Los antibióticos, al contrario de lo que mucha gente cree, no curan los resfriados. No los utilices en vano, ya que estarás contribuyendo a que el organismo del pequeño genere defensas de manera innecesaria y, en otra ocasión, ya no serán tan efectivos.
A pesar de que ha sido el remedio casero por naturaleza, los estudios científicos todavía no han demostrado que la vitamina C reduzca el riesgo de resfriarse, aunque sí parece influir en la duración del resfriado.
¿Es preciso ir al médico?
En primer lugar, vigila la evolución del catarro en el niño. Piensa que los síntomas hasta ahora descritos son los normales de cualquier resfriado, y que suelen durar entre 3 y 7 días, si bien a partir del tercero irán en disminución. Debes acudir al médico solo si:
La fiebre dura más de tres días o si tu hijo es menor de tres meses y tiene temperatura alta. Aunque solo sea el primer día del proceso, no está de más que consultes con el pediatra para que te oriente.
Cuando, al cabo de diez días, la mucosidad de color amarillo verdoso, el dolor de oídos y los problemas respiratorios no han desaparecido ni disminuido.
Tiene dificultad para respirar.
Se muestra soñoliento a todas horas, muy decaído o demasiado irritable. No juega ni se estimula.
No tolera los alimentos, y le cuesta mucho tomar cualquier líquido durante varios días.
Le duele tanto la garganta que no puede tragar o se le inflaman los ganglios del cuello.
Se queja constantemente de dolor en los oídos.
¿Qué hará el pediatra?
Si, por cualquiera de los motivos expuestos más arriba acudes al médico, ten presente que no podrá identificar el virus que causó el catarro de tu hijo. Lo que sí hará es:Examinar sus oídos y su garganta, para descartar que los síntomas se deban a otra afección: sinusitis, neumonía, bronquitis… Si así fuese, puede que recete un antibiótico (pero solo en casos de infección por bacterias).
Controlar la respiración. Si el niño tiene problemas para respirar o produce un silbido continuado, puede ser que tenga asma.
Aconsejarte que te asegures de que tu hijo come adecuadamente y de que bebe abundante líquido, lo que ayudará a diluir la mucosidad.