Mudarse no siempre resulta ser el maravilloso hecho que nos pintan las inmobiliarias. Aparte de no ser una tarea sencilla, puede convertirse en algo muy estresante, especialmente para los más chicos de la casa. Cambiar de casa y de entorno de forma definitiva puede afectar de gran manera el bienestar familiar.
Las razones para mudarse pueden ser muchas, la búsqueda de un lugar que cumpla tus expectativas y se adapte a las necesidades de la familia puede ser algo agotador. Sin embargo, a veces es necesario, e incluso obligatorio, cambiar de residencia.
Al ser la capital del país, Quito es una ciudad céntrica donde habita un gran porcentaje de la población ecuatoriana. Es allí donde se encuentra el mayor índice de empleo, las universidades de mayor renombre y por supuesto, la zona industrial.
Encontrar residencia estable y segura en este lugar no es fácil, pero es posible encontrar excelentes opciones de casas de venta en Quito mediante la web.
Los riesgos de una mudanza
Ya sea por trabajo, estudios, o motivos personales, una mudanza llega a ser parte de la vida de casi todos los seres humanos. Mudarse es algo normal en nuestra sociedad y generalmente es asociado con progreso y mejoramiento de la calidad de vida.
Pero, si esto puede provocar ansiedad y estrés en los adultos, mucho más en los niños quienes son más vulnerables. Sin importar si te mudas una o un par de veces, este es un acto que de no llevarse a cabo con rigurosidad puede llegar a provocar trauma infantil.
Los bebés puede que no se vean afectados ya que no han alcanzado un alto grado de consciencia, no así los niños más grandes. La mudanza es un problema mayor en menores con edades superiores a los 5 años y sobretodo en adolescentes. El cambio de casa puede ser aún más difícil si viene en compañía del cambio de escuela, idioma o país.
El efecto en los infantes
El trauma infantil, aunque no es muy común que se dé debido a una mudanza, un cambio tan brusco como este sí puede llegar a provocarlo. El niño se trauma debido a varias razones, tales como: la inseguridad que siente al verse en un lugar donde no conoce nada, la falta de atención de los padres y la ruptura de su rutina diaria.
Cuando existe trauma infantil es difícil para algunos padres notarlo, puesto que no se presentan síntomas patológicos, sino que produce efectos a largo plazo. Asimismo, la mudanza puede producir otros problemas en los niños y adolescentes, como: cambios de humor, falta de apetito, insomnio, depresión o rebeldía.
Aprende a lidiar con la mudanza
1.- Mantén la calma y sé positivo, especialmente si estás frente a los niños. El estrés también afecta a los padres, pero si estos se mantienen tranquilos y con buena actitud los niños se sentirán más seguros.
2.- Prepara al niño para un posible cambio, explícale por qué es necesario mudarse, sin que sienta que es una orden. Puedes hablarle sobre los aspectos positivos que conllevaría la mudanza.
3.- Haz que el niño se involucre en la mudanza, la decoración del nuevo hogar y especialmente en la que será su habitación.
4.- Si también habrá un cambio de escuela, es preferible organizar la mudanza al finalizar el curso. Consigue la mayor información posible sobre su nueva escuela y de ser viable visita junto a él las instalaciones.
Encuentra la nueva morada de tu hogar
No le temas al cambio, todo saldrá aún mejor si consigues el lugar indicado para ti y tu familia. Busca tu casa soñada en Quito o en cualquier parte del mundo, lo importante es que logres el bienestar de los tuyos.
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