Supervisar y vigilar: es complicado determinar a qué edad es aconsejable dejarles asomarse a Internet, ya que el acceso indirecto los acompaña casi desde que nacen, pero es aconsejable esperar al menos hasta los siete años para que puedan buscar por sí mismos contenidos en Internet y es fundamental que cuenten con la supervisión y vigilancia de adultos de confianza.
Educar en el buen uso de las redes sociales: están ahí y han llegado para quedarse. De hecho, se han convertido en la manera normal de comunicarse y socializar para nuestros jóvenes. No es aconsejable que las usen antes de los 14 años y es fundamental enseñarles cómo usarlas de manera correcta hablándoles de los riesgos que pueden encontrar, como los desconocidos que quieren contactar con menores, la importancia de no facilitar nunca datos personales o publicar imágenes comprometidas.
Control parental: los riesgos están ahí y, para evitarlo, es interesante tomar medidas que van desde ubicar el ordenador o permitir el uso del móvil/tablet en espacios comunes, formar parte de su red de contactos o instalar en los terminales prácticos programas de control parental.
Establecer tiempos y horarios: para evitar problemas es interesante llegar a acuerdos, si es posible de manera consensuada, para determinar cómo deben utilizar las redes sociales e internet, así como los tiempos y horarios en los que pueden hacer uso.
Vigilar cambios de humor: hay una clara diferencia entre el uso, el abuso o la adicción a teléfonos móviles o redes sociales, por lo que hay que estar especialmente atentos a los indicios que nos apuntan a que hay un cambio peligroso que puede desembocar en una adicción, como cambios de humor al desconectarse, aislamiento o pérdida de interés por actividades habituales en su vida.
Factores de protección: son vitales para educar de manera sana en el uso de las nuevas tecnologías. Algunos ejemplos son fomentar la autoestima, la creatividad, las habilidades sociales, comunicación y la capacidad de resolución de problemas.
Bloqueo al Ciberbullying: para protegerles hay que generar un clima de confianza y comunicación que les permita trasladarnos cuándo tienen un problema, y promover factores de protección como saber que pueden bloquear a una persona que les acosa, que pueden denunciarle e incluso eliminar las cuentas si llegan a sentirse incómodos en las redes sociales.
Impedir que acosen: al igual que es vital que sepan defenderse ante potenciales acosadores en las redes sociales e Internet, también es importante concienciarles para evitar que ellos utilicen estas herramientas para hostigar o molestar a otros, así como que difundan material peligroso o que pueda herir a nadie.
Enseñarles a reaccionar: también es importante que sepan cómo tienen que comportarse si detectan que se está abusando de alguien en las redes sociales. Si son espectadores de algún tipo de acoso, deben saber que se lo pueden contar a los mayores de confianza para que contacten con autoridades o especialistas que puedan asesorar y ayudar a poner remedio.
Potenciar otras actividades: las normas son importantes, así como los horarios, pero es muy aconsejable también fomentar otro tipo de actividades, como deportes o hobbies, así como promover un estilo de vida saludable.