Maribel, nos explica por qué tu pequeño muerde y cómo podemos evitarlo. Te dejo con ella.
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Morder es un conducta muy normal en los niños y en los bebés. Los bebés en sus primeros meses de vida, utilizan la boca como herramienta para explorar el medio donde se encuentran, chupan los jueguetes, se chupan las manos, los dedos, los pies... y cuando les comienzan a salir los primeros dientes, también muerden para aliviar la presión que sienten en las encías debido a la dentición.
El “problema” aparece cuando el peque sigue mordiendo entre los 18 y 30 meses de edad y nos pueden decir en la guarde que nuestro peque ha mordido a algún compañero de clase. A esta edad no son conscientes del dolor que las mordeduras causan a otros niños y a los adultos.
Los niños pueden morder cuando no son capaces de controlar alguna situación o sienten miedo, enfado o frustración. Por ejemplo, pueden morder a algún compañero de la guarde que le quitó el juguete que él tenía en ese mismo momento.
En otras ocasiones, el mordisco se debe a la curiosidad, al "a ver qué pasa" cuando muerdo, porque está alborotado o excesivamente excitado o como una expresión equivocada de amor.
Aunque el problema de los mordiscos es normal, no debemos resignarnos a “sufrirlos” con la esperanza de que desaparezcan con el tiempo, porque en muchos casos no sucede así.
Hay que tratar de ser cuáles son las situaciones en las que puede haber mayor riesgo de “mordeduras” y tratar de anticiparnos para reducir el comportamiento deseado.
Cómo intentar evitar que nuestro peque muerda:
Si al peque le están saliendo los dientes o está en una fase de exploración, hay que proporcionarles variedad de juguetes y otras cosas para que los pueda morder y calmarse (mordedores, galletas, zanahorias frías...).
Si dos niños se pelean muy a menudo por el mismo juguete, procurar que los dos tengan el mismo juguete ( si son amigos que se visitan en sus respectivas casas), para que jueguen a la vez cada uno con su propio juguete.
Si suele morder cuando está cansado o tiene hambre, acortar el tiempo de juego y cenar o comer antes para que pueda descansar.
Si muerde para llamar la atención, se debería pasar un poco más de tiempo con él, siempre haciendo una actividad que le guste (leer un cuento, jugar a la pelota...), nunca como consecuencia de haber mordido.
Finalmente hay que estar atentos y cercanos para poder intervenir con rapidez en el caso de que veamos que pudiera morder.
Espero que estas breves recomendaciones os ayuden a evitar un mordisco doloroso "de amor" de vuestro peque.
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