El legrado, uno de los métodos más comunes del aborto, suele requerir una serie de cuidados posteriores, para prevenir infecciones y que el cuerpo se recupere para volver a intentar quedar embarazada.
Muchas mujeres tienen ideas falsas de las consecuencias del aborto, como que van a perder su fertilidad; sin embargo, la mayoría de las mujeres recuperan su menstruación y fertilidad entre 4 y 6 semanas posteriores a la interrupción.
Los primeros días después de un aborto se recomienda:
reposo,
evitar cargar objetos pesados
y NO hacer actividades físicas agotadoras, aunque sí se recomienda caminar y nadar. Paulatinamente podemos incrementar el ejercicio físico hasta recuperar nuestra rutina diaria.
Tras un aborto es común sangrar durante una o dos semanas, por lo que se recomienda:
evitar el uso de tampones o duchas vaginales, ya que podrían propiciar una infección;
las relaciones sexuales vaginales también deben ser evitadas durante dos semanas o hasta que el médico las apruebe.
Es muy importante mantener el contacto con nuestro médico y regresar un par de semanas después del procedimiento para verificar que todo marcha bien, si sentimos mareos, fiebre, vómito o escalofríos es necesario acudir a consulta pues podría tratarse de una infección.
La recuperación emocional suele ser más difícil que la física, pues entre las consecuencias del aborto podemos experimentar una tristeza profunda por la pérdida de un bebé; las mujeres suelen cargar con sentimientos de culpa, enojo y dificultad para concentrarse, lo que puede causar tensiones entre la pareja a pesar de ser el momento en que más se necesitan.
No duden en solicitar la ayuda del médico o de un psicólogo para confrontar los sentimientos posteriores a un aborto, podemos buscar grupos de apoyo donde podemos compartir experiencias con otras parejas y encontrar el consejo de profesionales en el tema.
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