A ver, no me malinterpretéis, no llaméis al psiquiátrico ni nada. Sé perfectamente que no hay tres señores con barba y en camello que entran por la noche en las casas dejando regalos, vale?
Pero creo en la magia, la ilusión, la emoción, todas esas sensaciones que despiertan estos personajes "fantásticos".
Os invito a un recorrido a mi infancia.
Cuando era pequeña, un día (como todos los niños) llegué a casa preguntando si era verdad que los reyes eran los padres.
Yo no recuerdo esa conversación, solo se lo que me han contado mis padres.
Pero sé que yo no tengo el recuerdo de haber descubierto la verdad oculta detrás del día de reyes.
Yo he creído siempre en ese día como algo único, mágico y especial gracias a esa conversación que no recuerdo con mis padres.
Según me han dicho, mi padre me dijo algo así como que ellos podrían comprarnos esas cosas otro día, pero se pasaban todo el año pensando en el regalo perfecto, el que más ilusión nos haría, y ahorrando, para que esa noche y el día siguiente, fueran inolvidables.
Aún sabiendo la verdad, en mi casa los reyes se han vivido con muchísima ilusión.
Hasta que me fui de casa, con 24 años, mi hermano y yo dormíamos juntos esa noche. Preparábamos las copas y los polvorones para los reyes, el agua para los camellos y dejábamos las zapatillas debajo del árbol.
Cuando nos acostábamos, hablábamos e imaginábamos qué nos iban a traer.
Algunos años, hasta escuchábamos a nuestros padres subir con los regalos, hacer varios viajes intentando no hacer ruido para no molestar mientras nosotros nos partíamos de risa en la habitación, jajaja.
A la mañana siguiente, íbamos a la habitación de mis padres a despertarlos saltando en la cama. De echo, los primeros reyes que yo pasé fuera de casa, me desperté tan temprano, que abri los regalos en mi casa y llegué a tiempo de saltar en la cama.
Bueno, os preguntaréis a qué viene esta batallita, no?
Pues viene a que mi hija mayor ya tiene 6 años y tarde o temprano va a llegar con la pregunta de si los reyes existen o no y me gustaría hacerlo tan bien como mis padres hicieron conmigo.
Hacerle ver que aunque no hayan tres señores en camello, la magia si que existe, está ahí. Hacerle sentir la emoción e ilusión que siento aún yo con 32 años y que he sentido siempre, en todas las etapas de mi vida, infancia, adolescencia y de adulta.
Aunque ahora, como madre, esa ilusión se multiplica sin duda.
Vosotras qué recuerdos tenéis de los reyes? Los celebráis con la misma intensidad que cuando erais pequeñas?
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