Cuando la oportunidad llega

A decir verdad, yo no estoy de acuerdo con la frase. Al contrario, pienso que cuando el maestro llega, es porque el alumno está preparado.

Ingresé a laborar en un colegio, un sueño que perseguía desde hace un largo tiempo. Desde que estudié mi carrera, me quedó latente ese deseo, esa pregunta, como dicen los americanos “what if…?” (¿y si…?): ¿y si hubiera elegido la psicología educativa? ¿me hubiera lanzado a tener un centro educativo?

La verdad es que me empecé a preparar poco a poco, más aun cuando ya fui madre. Entendí la importancia de que la escuela y la familia trabajen de la mano. Es la mejor combinación.

Me gusta el trabajo creativo, organizar cosas, crear documentos y poner mi cabeza a volar con lo que se puede realizar. Esta es precisamente la responsabilidad que se me ha encomendado. Estuve depositando mi curriculum en diversos centros educativos, a lo largo de casi 8 meses. Dejé de hacerlo porque no me contactaban de ningún lugar. Luego retomé la búsqueda a raíz de una necesidad puntual y creo que he caído en el lugar exacto donde debía estar. Al menos así lo siento.

Entonces comprendo que la frase de que cuando la oportunidad llega ya es tarde, no es cierta del todo. Puedes hacer de tu objetivo algo alcanzable, puedes echar poquito a poquito un granito de arena a tu meta. Yo pensé que nunca un colegio me abriría las puertas, pero no por eso dejé de formarme para poder ofrecer todo lo que he aprendido. Si la puerta de la oportunidad no llegaba, de seguro yo iba a abrir una ventana. Como dice el pastor de mi iglesia, “no hagas de lugares temporales, moradas permanentes”. Donde estás hoy puede que no sea el destino final, pero tienes que descubrir qué hay ahí que te puede servir para tu meta. ¿Qué te falta por aprender? ¿Qué cosas no estás agradeciendo de este lugar? Piensa, analiza y actúa.

Hoy me siento contenta de donde estoy, todo es nuevo para mi. Y eso me llena. Espero poder dar lo mejor que tengo y que realmente se pueda aprovechar mi potencial. Yo no trabajo para los hombres, como dice la Biblia, yo trabajo para Dios. Y para quien yo trabajo, El nunca se equivoca. El todo lo hace bien. Sus tiempos no son los nuestros, son mejores sus planes que los que tenemos nosotros. Solo nos toca confiar y esperar en El.

Hasta la próxima.

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