Y es que hay que tener consideración, ya no por los niños y la cantidad de regalos que reciban, sino porque hacerles entender que la cantidad no es sinónimo de que se hayan portado bien o mal.
Por ejemplo, una casa donde los niños reciben una media de 8 paquetes y los padres nada. Si los niños no se han fijado en que los padres no tienen paquete... algo no funciona bien. Porque significa que creen que sólo deben recibir ellos.
Si sólo quieren destapar y destapar y no saben ni cual era el primero que abrieron... algo no funciona bien. Porque realmente no están apreciando, ni les está haciendo ilusión el regalo en sí.
Por que la ansiedad de abrir regalos, es comprensible desde el punto de vista infantil e inocente, en el que creen que todo es gratis y es su deber ese día destapar cosas. Pero hasta que punto es nuestro deber, no hacer la bola más grande?
En nuestra casa, se piden tres cosas cada uno. Lo más normal es que cumplamos el objetivo de 3 de 3.
SI nos escribiera una carta con 15 juguetes, seguramente se quedaría despagado. Así que desde un primer momento, es esencial que nuestros peques sepan de la importancia de repartir regalos a todos y no pedir en exceso.
Que el dinero de los reyes, los pajes, los duendes o papa Noel, es dinero al fin y al cabo, y que las mejores cosas no deberían ser materiales.
Que importante y difícil es hacerles entender que pueden tener ilusión por algo, pero que quizás no llegue. Por lo tanto un resumen que leí hace tiempo y me gustó, podría ser;
limitar la cantidad de cosas que se pueden pedir o bien avisar a los niños de que los Reyes Magos traen, de entre todo lo que se les pide, lo que consideran más adecuado.
Evitar que los niños pidan cosas demasiado influidos por la publicidad o por lo que piden sus amigos. Para conseguirlo irá bien tener más de una conversación sobre sus ideas en los días previos.
Invitar a los niños a explicar a los Reyes Magos cuándo o con quién van a utilizar lo que piden. Por ejemplo: “Un juego de mesa para las tardes de domingo con la familia, un juego de construcción para jugar con mi hermana.” De este modo nos aseguramos de que lo pedido podrá tener un uso y de que el niño ubica el objeto en un momento real de su tiempo cotidiano. Es una manera de hacerle pensar previamente si tendrá que compartirlo y con qué compañeros podrá disfrutarlo.
Si se piden juegos electrónicos o teléfonos, fijar desde el momento de pedirlos las condiciones de uso de las pantallas
Añadir libros para leer
Aprovechar el momento de escribir la carta para reflexionar sobre el último año: huir de la fórmula genérica “Este año me he portado muy bien” para concretar qué cosas han ido bien. Por ejemplo: “Este año me he esforzado con la música aunque no tenía muchas ganas, he procurado no olvidar poner la mesa ningún día…” De esta manera el niño ve qué cosas valiosas ha hecho en el último periodo y puede sentirse satisfecho.
Aprovechar el momento de escribir la carta para hacer propósitos de mejora. En vez de escribir “Este año me portaré bien”, es mejor concretar cómo. Por ejemplo: “Tengo intención de hacer todo lo posible para ayudar en casa y de ayudar a mi hermana a vestirse.”
Después de escribir la carta, comparar, en una conversación con el niño, su fortuna respecto a generaciones anteriores de su familia y la mayor parte de gente del mundo ahora mismo. http://www.albacastellvi.cat/es/2016/12/10-consejos-para-hacer-carta-los-reyes-magos/