Ya os lo decía el otro día. El cumple de Nº ONE dio para mucho y tras las barbacoa en el jardín y el corte protocolario de la tarta, llegó el momento de divertirse de verdad.
Ya sabéis a que a Mr. Columpio y a mi nos encantan los disfraces. Y además, tenemos la suerte de que a la mayoría de nuestros amigos también por lo que esta vez les pedí a todos que llegaran a la fiesta vestidos con algo blanco. El resto de atrezzo ya lo poníamos nosotros…
Se nos ocurrió fabricar un faro y un barquito de cartón que pintamos y colocamos en el jardín. Ahora sólo faltaban los figurantes.
Los niños iban a lo suyo y por supuesto, el timón de porex duró un suspiro y las olas del barco no sobrevivieron a la marejada. Aún así, ya veis qué fotos para el recuerdo…
Os preguntarías el porqué de las narices rojas supongo. Este año, pensé mucho sobre el cumple y los regalos. Llegué a la conclusión de que los padres de mi generación, compramos demasiadas cosas, demasiados juguetes, demasiadas tablests y demasiados caprichos. Durante las últimas Navidades, S.M. Los Reyes Magos de Oriente fueron muy generosos y algunos de los juguetes que trajeron se fueron directamente al garaje con la caja y todo. Por eso pensé que este año me gustaría hacer algo por otros niños.
Conocía a la Fundación Theodora desde hace tiempo aunque nunca antes había colaborado con ellos y el cumple de Nº ONE me pareció la ocasión perfecta. Primero compré narices rojas, símbolo de su acción altruista dentro del programa “Felices por narices”, las regalé a los compañeros de su clase y me quedé con unas cuantas más para repartir en la fiesta. Junto a ellas, incluimos una hucha y les pedimos a todos que el dinero que invirtieran en un regalo para el cumpleañero, fuera destinado en esta ocasión a la Fundación.
Y mereció la pena. Gracias a eso, unos cuantos Doctores Sonrisa han podido visitar a niños enfermos en diferentes hospitales de España. Sé que Nº ONE es aún muy pequeño pero confío en que algún día entienda que es afortunado y que desde bien pequeño ya ha puesto su granito de arena. Gracias a la Fundación Theodora por la labor que realizáis y os pido desde aquí que no dejéis de colaborar con iniciativas tan bonitas como ésta porque aunque protegemos a nuestros niños, la salud no depende de nosotros y gracias a ellos, hay niños que siguen sonriendo aunque sea sólo por un ratito.
Y próximamente….
Niños que son felices con muy poco.
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