Nuestra niña llegó hace mes y medio de noche y lloviendo a cántaros. Al más puro estilo abril, aguas mil.
Cuando una semana después salí de casa a dar una vuelta por primera vez después del parto, aluciné porque el paisaje de los alrededores había cambiado mucho. Todo estaba asalvajado. Los descampados y jardines habían crecido exageradamente y estaban verdes a rabiar.
Estaba claro, la primavera estaba aquí, y con ella nuestra florecilla había llegado.
Volver a escribir algo por aquí no ha sido fácil por la falta de tiempo y por lo que me está costando asentar tantos cambios. Esto está siendo intenso, duro, bonito, auténtico y animal...
1. He llorado más de lo que me gustaría reconocer.
Pero prefiero reconocerlo porque odio leer publicado por ahí que la maternidad y la lactancia es todo felicidad y júbilo. En mi caso el postparto ha sido una cocktelera de emociones no siempre buenas.
Ahora que todo aquello casi ha pasado, me doy cuenta de que esa vulnerabilidad me ha hecho convertirme en una persona más fuerte. Parece algo contradictorio que no se explicar del todo. Convertirse en alguien más sensible, pero a la vez con más capacidad de aguante.
2. He dicho adiós al melenón y hola a la melena midi.
Llevaba tiempo deseándolo pero nunca me atrevía. Experimentar un cambio tal que se necesite reflejar externamente en un corte de pelo en algo que a veces le sucede a algunas mujeres.
3. La lactancia es tan dura como bonita.
Pero, o no nos lo cuentan lo suficientemente claro, o no lo queremos-podemos comprender hasta que nos llega.
4. Las caguetas también podemos ser super valientes.
El miedo al dolor es peor que el propio dolor. El parto (en mi caso) ha sido más impactante y alucinante que doloroso. Estamos programadas para ello, sabemos parir.
5. El instinto es la mejor brújula de la que te puedes valer para tomar decisiones como primerizos.
Mejor que todos los consejos y experiencias del resto juntos. Pero eso no quita que se deba dejar de escucharlos claro. De ellos también se aprende.
6. El apoyo de otras mujeres que han pasado por lo mismo ha sido básico.
El grupo de lactancia, mis amigas, la matrona del centro de salud, mis primas y mi madre han sido la muleta en la que me he apoyado cuando he estado (y estoy) desesperada. Saber que otras han pasado por ello, que te dicen que te entienden y que lo han superado.
7. Sam sigue siendo igual o más importante para mí.
Al pobre le está costando encajar que una cosilla tan pequeña se lleve la mayoría de las atenciones y reciba tantos cuidados y tiempo.
Creo que es importante tener claro que cada miembro de la familia puede tener su sitio y que los niños no sustituyen a los perros. Que las mascotas también sufren los cambios, que pueden sentirse celosas y que hay que buscar tiempo para que sigan sintiéndose importantes.
8. Tenemos mucha suerte de vivir en un país con un sistema sanitario público de tanta calidad.
Estoy muy contenta de haber confiado en él para el parto y el embarazo. Me sigue sorprendiendo la capacidad y dedicación de los profesionales del sector. Millones de gracias por vuestra vocación.
9. Tomarse un respiro es más que necesario para seguir siendo persona.
A las dos o tres semanas me escapé a la peluquería a por mi nuevo look. Compré un regalito a mi cuñada en el centro comercial y me agencié un par de trapitos para mí. Escribir por primera vez un post después de haber parido. Dejar a mi madre con el bebé para irnos esta noche al concierto de Bruce Springsteen.