Para nadie es un secreto que en el mundo de hoy es casi imperativo dominar una lengua adicional a la de nuestro país de origen. El bilingüismo dejó de ser un tema de orden exclusivo para convertirse en una necesidad al momento de competir en el universo laboral y académico.
En la mayoría de países del norte de Europa así como en Holanda y Bélgica, sus habitantes manejan dos idiomas de manera simultánea, así lo afirma Jill Stribling, directora y Fundadora del centro English for Fun, quien además agrega que España y Estados Unidos se encuentran por detrás en el conocimiento de otros idiomas.
La experta afirma que cualquier niño puede ser bilingüe, esto los hace más creativos, desarrollan el cerebro de manera diferente y tienen una mayor autoestima. Existen diversos debates sobre la forma correcta de lograr este cometido ¿cómo hacerlo sin ejercer una presión innecesaria?
Dentro de las metodologías propuestas por expertos de diferentes países, podemos extraer algunos consejos sencillos para poner en práctica:
Construir una conexión con el otro idioma, hacer que el niño note la existencia de una lengua distinta a través de películas en su idioma original, música, restaurantes de comidas de otros países, comics, libros, etc.
Jugar y cantar en otro idioma. Es fundamental hacerlo de manera divertida, que el niño disfrute el momento y no lo vea como algo pesado que lo aleja de sus actividades favoritas.
Descargar aplicaciones para dispositivos móviles en la segunda lengua para que el niño las pueda utilizar y se divierta al hacerlo.
Como estrategia, escoger un tema en particular para hablar durante un momento del día en ese idioma.
Tener un horario determinado, por ejemplo un día se habla en un idioma y al siguiente en el otro.Otra buena alternativa es que los padres tomen una clase junto a los niños, algo que les genere más confianza y respaldo, que los vuelva complices.
No traducir cada palabra o frase, algunas veces será necesario pero debe ser algo muy esporádico y específico.
Ser constante, especialmente en los momentos en los que el niño se desmotive o exprese no querer hablar en otro idioma. Tratar de no llevarlo a una discusión, esperar el momento adecuado para retomar el aprendizaje.
Existen otros métodos más científicos y estudiados como:
Método OPOL (one parent, one language): este consiste en que un padre le hable al niño en un idioma y el otro padre se comunique con el menor en una lengua distinta. Se recomienda dividir en porcentajes iguales.
Método Ml@h (Minority Language At Home): por ejemplo, si la familia vive en Estados Unidos pero el padre o la madre son latinos, entonces el niño hablará en inglés en su colegio y en sus actividades externas pero una vez llegue a casa usará el español en todo momento.
Método T & P (Time and Place): se decide por parte de los padres el momento y el lugar en el que se utilizará la otra lengua. Puede ser que se hable en un idioma el fin de semana y el resto de la semana en su lengua natal. También se puede realizar mediante campamentos de verano o cursos de inmersión.
Como vemos, existen diversas formas de abordar este proceso, lo importante es aprovechar al máximo las capacidades de nuestros hijos y hacerlo de manera divertida. Manos a la obra.
No dudes en contarnos tus experencias o dejarnos tus comentarios sobre el tema.
The post appeared first on Mamás De La Vida Real.