Según van creciendo y aunque ya sepan andar y sean capaces de sostenerse en pie, trastear con los juguetes es algo que se practica mejor tirados en el suelo. Así que llegados al punto de que el suelo no puede dejarse al descubierto. Entonces allí es que viene la pregunta ¿alfombra o moqueta para los bebés?
La habitación de los pequeños debe ser un espacio acogedor y divertido, a lo que contribuyen más las alfombras por su posibilidades de combinación en múltiples colores y formas (de flores, animales, vehículos). Además, como tampoco tienen por qué ser muy grandes, seguro que se pueden encontrar a un precio económico. La principal ventaja que pueden tener las alfombras frente a una moqueta es que son fácilmente recambiables si se ensucian, se estropean, o simplemente se quiere cambiar por otra que nos guste más.
Entre la alfombra o moqueta para los bebés podemos decir que ambas aportan calidez al dormitorio y son superficies suaves que amortiguan cualquier caída, pero en el caso de las moquetas el tema de la limpieza es más complicado. Tan pronto como los niños ensucian, las moquetas se vuelen en una mala elección. Es verdad que existen productos de limpieza que absorben cualquier mancha, pero utilizan componentes químicos que nos ahorramos cuando lavamos una alfombra (que al ser para un dormitorio infantil, es más pequeña y puede meterse en la lavadora).
Al no poderse remover y tener que tratarla in situ, el mantenimiento de la moqueta es más difícil y es normal que duren menos tiempo. Esto hace que haya que cambiarla tarde o temprano (al menos es aconsejable), pero la instalación tampoco es sencilla: hay que quitar los rodapiés, se debe adosar perfectamente al suelo y tiene que quedar completamente tensa y estirada.
Tanto las moquetas como las alfombras tienen sus ventajas y sus inconvenientes, y por supuesto se pueden combinar. Al final todo depende de los gustos de cada uno. ¿Con cuál os quedáis vosotros?
Texto: Pablo Girón
Imágenes: Siam House Design, Home Carpet Reviews