Entre las muchas causas que generan estas visitas, una de las más frecuentes es la temperatura corporal de los pequeños, principalmente cuando los mismos tienen a penas pocos meses de vida, cuando cualquier tipo de alteración significativa de la misma puede representar un mayor motivo de alarma, pues se considera que podría llegar a traer consecuencias mayores a su salud.
En este punto, muchas veces los padres se alarman cuando notan que su pequeño presenta la cabeza caliente y las manos frías, y creen que este síntoma puede significar un problema mayor, cuando en realidad no es más que una reacción natural del cuerpo de los pequeños a la fiebre, o simplemente en el caso de niños muy pequeños, un producto de la distribución de su temperatura corporal aunque la misma no presente ninguna alteración que deba generar preocupación.
En este último caso, el tener la cabeza caliente y manos frías es un signo propio de los primeros meses de vida, el cual se pierde al alcanzar una edad mayor, por esta razón, jamás es aconsejable utilizarlo como un indicador de la fiebre de los pequeños, ni administrarles medicamentos buscando igualar la temperatura corporal, sino que recurrir siempre a la asistencia de un termómetro, que servirá para determinar la temperatura real del pequeño y conocer si el mismo realmente tiene o no fiebre y requiere que se le administre el medicamento que le ha recetado su médico pediatra.