1. Empezando por el principio: invitaciones que resulten atractivas.
Como es lo primero que van a ver los asistentes potenciales, las invitaciones tienen que ser originales, llamativas, y luego ya de una forma u otra en función de la personalidad de los padres. No sé, hay mamás y papás "cuquis de la muerte" que harán una fiesta con sobrecarga de azúcar y harán invitaciones en consecuencia, pero otros más juguetones. Mi consejo: buscad una web de estas que permiten personalizar invitaciones (por ejemplo, la que a mí me ha ido bien: https://www.magic-foto.es/) y esforzaos con una invitación que enroque, que prometa cosas más interesantes que el habitual "encuentro entre mocos y llantos": prometed diversión para adultos!
2. Una decoración suculenta
La segunda cosa que verán los invitados: el lugar en que tenga lugar el evento. Y como muy probablemente sea en vuestro hogar, decoradlo bien. No os paséis de azúcar, eso echa para atrás. Nosotros, por ejemplos, hicimos una fiesta temática: música ochentera. Compramos papel de cartón oscuro con el que recortar círculos que imitaran discos de vinilo que colgamos por todas las paredes (incluyendo títulos míticos pero revisados, como por ejemplo: "Nevermind the babies" o "Baby Pepper's Lonely..."
3. Menú: comida y bebida bien
Lo más importante, lo que hará que sea un éxito la fiesta, pasa por lo bien que coman los asistentes. Y beban. No os paséis con el alcohol, claro, pero unas mimosas de bienvenida siempre vienen bien: tienen un toque de cava, pero es zumo de naranja, lo cual es más acorde con una fiesta para niños. Luego, esforzaos con la búsqueda de cocktails no alcohólicos, seleccionad bien los vinos, con cuerpo para que no se beban rápidamente sino que sean un toque de sabor.
4. Música: siempre
Un hilo musical enchufado desde el principio y hasta el final, pero nada de canciones de bebés, ¡por favor! Acabará con la paciencia de todos. Seleccionad canciones tranquilas, de grupos como Fleet Foxes o Devendra Banhart, que no alteren a los bebés, ¡y listos!