Verano, sol… Hoy hablamos de cómo proteger a los niños de los peligros del sol. ¿Cómo debemos defender su piel frente a los rayos solares? Tomemos nota.
Los niños y las radiaciones solares
Dado que el sol puede dañar gravemente la piel de los bebés, es importante no exponer directamente a los niños menores de un año a las radiaciones solares. Sin embargo, casi la mitad de los españoles (48,8%) no sigue esta recomendación, según del IV Estudio CinfaSalud “Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección”, elaborado por Laboratorios Cinfa en 2016 y avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Los niños cuentan en su piel con menos mecanismos de defensa naturales que los adultos. Esto es porque su barrera cutánea no ha terminado de desarrollarse. Cuanto más pequeños son, mayor riesgo corren de sufrir daños tras la exposición solar, como enrojecimiento, pigmentación inmediata, pigmentación retardada, quemaduras solares y otros perjuicios que se manifiestan a largo plazo, como envejecimiento cutáneo o mayor riesgo de sufrir melanoma en la edad adulta.
Por este motivo, ahora que llega el verano, es necesario extremar las precauciones en torno a la fotoprotección infantil. Sobre todo, sabiendo que, por el tipo de actividad que realizan al aire libre, los niños pueden recibir hasta el triple de radiación que los adultos. La mejor manera de proteger su piel es evitar/reducir el tiempo de exposición solar, sobre todo con los bebés. Si tienen menos de un año, nunca podemos exponerlos de forma directa a las radiaciones solares. A partir de esa edad y hasta los 3 años, podemos plantearnos que les dé el sol, pero siempre limitando el tiempo, evitando las horas centrales del día y con las correctas medidas de fotoprotección.
Fotoprotectores para bebés
No es recomendable aplicar fotoprotectores a los bebés menores de seis meses. A partir de esa edad, debemos usar aquellos productos que estén especialmente formulados y testados para estas edades. Debemos elegir un fotoprotector pediátrico con un índice de protección solar alto (SPF 50+). Debe ser capaz de proteger frente a los rayos UVB, UVA e infrarrojos (IR-A) y que contenga filtros físicos.
Con los niños y bebés han de seguirse las mismas pautas que con los adultos. Nosotros debemos ser el mejor ejemplo para nuestros hijos y poner en práctica todas las medidas a nuestro alcance para una correcta fotoprotección. No exponernos al sol en las horas centrales del día, mantenernos a la sombra, cubrirnos con ropa adecuada y gorro y usar gafas de sol homologadas son algunas de las más sencillas de inculcar”.
Decálogo de consejos para proteger la piel del bebé
Nunca antes de cumplir 1 año. Antes del año de edad, la mejor forma de proteger a los bebés es no exponerlos nunca directamente al sol.
Evita que le dé el sol en las horas centrales del día. Los rayos solares son más fuertes y perjudiciales entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde. Un recién nacido, también un niño de hasta 3 años, no debe estar al sol en esta franja horaria bajo ningún concepto.
Cubre la mayor parte de su cuerpo con ropa adecuada. En el caso de bebés y niños pequeños, usar gorra, gafas de sol, pantalones y camiseta es imprescindible. Las gafas de sol deben ser adecuadas, nunca juguetes.
Elige un fotoprotector específico para bebés y niños pequeños. A partir de los seis meses, podemos aplicar a los niños fotoprotectores, pero teniendo en cuenta que estén especialmente formulados para ellos. Es decir, que cuenten con un SPF superior a 50, protejan de las radiaciones UVA, UVB e IRA y, a poder ser, que contengan filtros físicos en lugar de químicos. Aplícalos cada dos horas y después de cada baño.
Vigila los posibles efectos del sol en tu bebé. De este modo, podrás detectar a tiempo las señales de impacto solar. Por ejemplo, no dejes pasar signos de nerviosismo, enrojecimiento de la piel, pigmentación… La piel tiene memoria y los daños se pueden manifestar también a largo plazo en forma de envejecimiento cutáneo o mayor riesgo de sufrir melanoma en la edad adulta.
Mantén a tu hijo hidratado. Asegúrate de que toma todo el líquido que necesita para hacer frente al sol y a las altas temperaturas. Si ya come alimentos sólidos, también las frutas son muy recomendables, por su gran cantidad de agua.
Elige zonas donde haya sombras o créalas. Arboledas, toldos, sombrillas… Cualquier elemento que proyecte sombra servirá para protegr a tu bebé del sol. Recuerda usar el fotoprotector también bajo la sombra, pues el agua y la arena reflejan los rayos de sol.
Consulta los índices ultravioleta e infrarrojos. Antes de la exposición al sol, se recomienda informarse de los niveles de radiación a través de canales como la Agencia Española de Meteorología (AEMT). Esta consulta te ayudará a planificar las actividades familiares al aire libre y a evitar la exposición en aquellos días en que los niveles de radiación son más perjudiciales.
No bajes la guardia después del verano. El sol es peligroso durante todo el año. Debemos seguir protegiendo a nuestros hijos también fuera del periodo estival o en días nublados. Además, algunos tipos de nubosidad aumentan la peligrosidad del sol, al igual que la altitud.
Predica con el ejemplo. Trata de concienciar a tus pequeños de los riesgos que entrañan las radiaciones dando ejemplo. Esto es más importante que nunca con niños a partir de los 12 años. Son más autónomos y es una edad en la que la fotoprotección comienza a recaer sobre ellos mismos.