El nacimiento de un bebé es motivo de alegría y para celebrar. Se hacen muchos planes para cuando llegue con muchísima ilusión, pero todo puede cambiar cuando se adelanta el momento del parto. En casos como estos, se puede tener una mezcla de sentimientos, como alegría y miedo de que pueda sucederle algo al bebé.
Los padres, deben afrontar varias situaciones como separarse del bebé por la hospitalización, soportar la estancia en la Unidad de cuidados Neonatales o esperar el alta médica. La separación de un hijo, sobre todo siendo un recién nacido, es complicado, por eso se le facilita la entrada a los progenitores a la unidad de cuidados. Junto con eso, se establece comunicación telefónica del personal médico con ellos para mantenerles informados de todo lo que sucede con su bebé.
Entrar en la UCIN puede causar gran impresión al ver al bebé rodeado de aparatos y cables pero no hay que alarmarse. Los bebés prematuros nacen “inmaduros”, aún no son capaces de controlar ciertas funciones como respirar o su temperatura.
Es primordial que se establezca un vínculo con el bebé lo más pronto posible: alimentarlo, limpiarlo y ayudar en todos sus cuidados rutinarios; el contacto piel con piel o el “método canguro” ayuda a que los recién nacidos se relajen, y que respiren con más facilidad. Por este motivo, existen zonas para que los padres puedan ocuparse y participar de los cuidados básicos de su bebé.
¿Habéis tenido un bebé prematuro? ¿cómo fue vuestras experiencia?
Foto. Miracle babies, jdsmith1021/flickr