Compartir con los demás, ser generosos, es una capacidad que asimilamos según crecemos. El egoísmo o la generosidad son actitudes que no nacen con nosotros, sino que dependiendo de la educación que recibamos, desarrollaremos de distinta manera.
Desde muy pequeños, los niños presentan dificultades a la hora de compartir con los demás sus cosas con los demás, por lo que educarles desde el primer momento en valores como la generosidad les ayudará a mitigar su egoísmo, y ver lo positivo que es compartir.
Cómo aprenden a compartir con los demás
Para ello, debemos entender que según va creciendo el niño cambia su visión respecto a la importancia de compartir. Hasta los dos años de edad, no son capaces de entender correctamente el sentido de la propiedad, y creen que todo les pertenece, y que si lo prestan no les será devuelto. En este momento, lo mejor es no obligarles a que presten nada si se niegan.
A partir de los dos años, comienzan a relacionarse y a jugar con los demás, y van entendiendo el concepto de propiedad, pero aun les cuesta compartir. Por ello, es necesaria la intervención de los padres, para ayudar al niño a escoger los juguetes que quiere compartir y cuales no, y para organizar turnos que habrá que respetar para que todos puedan utilizar el mismo juego.
Los amigos son muy importantes en la vida del niño y, a partir de los cinco años de edad, empiezan a darse cuenta de que compartiendo sus cosas con los demás, se ganan su amistad.
Cómo educarles
Como apuntábamos antes, el sentido de la propiedad es un concepto que a los niños les cuesta asimilar, por lo que enseñarles en qué consiste y cuales son sus términos se hace esencial para que posteriormente sean capaces de compartir, sin necesidad de que sus padres estén pendientes de ello. Para ello, es importante que sepan distinguir entre lo que es suyo, lo que es de los demás y lo que es común a todos.
Asimismo, la empatía que desarrolla el niño con los demás también es esencial, ya que le ayudará a ponerse en el lugar de otras personas, y a comprender que si le deja algo suyo a un niño, está haciendo algo bueno y le está haciendo feliz. Hay que inculcarles el valor de la generosidad y del desprendimiento de lo material.
Al igual que recomendamos para tratar otros temas, el ejemplo de los padres es esencial. Si los niños observan a sus padres y ven como comparten y prestan sus cosas a los demás, actuaran del mismo modo por imitación.
Consejos para evitar el egoísmo
En primer lugar, el niño tiene que saber con antelación que va a compartir algo suyo. Si por ejemplo, vais al parque, hazle saber que allí puede que comparta algún juguete. Si tiene mucho apego por alguno en particular, es mejor que lo guardéis en casa. Cómo comentábamos anteriormente, lo ideal es no forzar al pequeño a que preste sus cosas.
Para ello, debemos dejar que nuestro hijo exprese lo que siente. De esta manera, estrecharemos el vínculo con el niño, y él verá que puede confiar en sus padres. Además, es muy positivo elogiarle cuando muestre signos de generosidad, por ejemplo, ofreciéndole algo suyo a un amigo o hermano. Eso reforzará su autoestima.
Por el contrario, criticarle o compararle con otro niño es muy negativo para el pequeño, por lo que cuando se niegue a compartir no debéis regañarle, sino tratar que entienda que es mejor ser generoso que egoísta. Cada niño necesita su tiempo para asimilar un determinado comportamiento o conducta.
Por último, si tenéis varios hijos, es primordial que entre ellos se presten sus cosas. En el caso de que no quieran compartir, se pueden dividir los juguetes y demás objetos entre los que son para compartir y los que son de cada uno. Poco a poco, se puede ir intentando que los intercambien. Todo depende de que cómo vayan desarrollando su capacidad de compartir.
Agradecimientos: National Assembly For Wales/Cynulliad Cymru/flickr, Wellspring CS/flickr, isafmedia/flickr, aturkus/flickr, Tammra McCauley/flickr, greg westfall/flickr.