¿Cómo es posible que útimamente lo que realmente me sorprenda, es descubrir a niños niños educados, respetuosos hacia los demás y hacia su entorno, tolerantes? ¿Cómo hemos podido llegar a esto?
Ya está demodé echarle toda la culpa de esto a la sociedad, al sistema educativo, a las influencias externas, a la falta de tiempo, o incluso para algunos a la crisis…. Sin quitarle la justa influencia que pueden tener estos factores en algunos casos concretos, la causa fundamental de cada vez nos encontremos con más y más niños insorpotables por doquier, creo que erradica en un pilar de la sociedad básico: Las madres y los padres de estos niños
Estamos viviendo en una generación de hijos hiperdeseados, de hijos únicos , de hijos tardíos….hijos que crecen en familias en las que ellos, pasan a ser los principales protagonistas, astros alrededor de los cuales todo gira.
Niños, que se convierten en los agentes más influyentes a la hora de tomar las decisiones familiares, llegando a puntos de inflexión críticos, en los que se puede incluso cambiar un plan decidido de antemano o un compromiso, simplemente porque al niño no le apetece hacerlo: ¡No se vaya a enfandar!
Niños, a los que se les da siempre lo que piden y en el momento en que lo piden, ¡hay que contentarles siempre, no se vayan a sentir poco queridos!
Niños a los que nunca se les reprime, no se les grita, no se les castiga, niños que según sus padres se tienen que expresar… Niños a los que hay que educar en libertad, a los que se les deja hacer cualquier cosa, bajo la premisa de nunca, nunca reprimirles…:"son niños, hay que dejarles que lo sean",
Niños que nunca o casi nunca escuchan "eso no se hace" o "eso no se dice" “eso no te lo compro”…
Niños a los que nunca se les reprende por una acción reprobable: "pobrecitos como les vamos a regrañar por eso, si solo ha sido una chiquillada y no tiene importancia”…. y si se les reprende, es en la mayoria de los casos, de manera muy leve y por supuesto sin ninguna o, con escasas y pasajeras consecuencias negativas por sus actos.
En definitiva, niños insoportables y sin límites, que no escuchan un no, y de oirlo éste se convierte en seguida en: “Venga vale, total por no oirte…”
Y , ¿Qué es lo que nos está llevando a encontrarnos con cada vez más niños insoportables?
Hay padres y madres que realmente piensan que sus hijos les van a querer menos si les ponen límites, les regañan o incluso les dicen que no.
Otros lo pueden hacer simplemente por un cierto egoísmo para evitar conflictos y quitarse de problemas.
Puede deberse quizá, a que ellos hubiesen recibido una educación muy estricta y represora y temen reproducir lo que para ellos puede ser una conducta similar.
O simplemente puede deberse a una áferrima convicción de que su única misión en la vida es encargarse a toda costa de que sus hijos estén siempre felices, de que no se enfrenten a situaciones díficiles, que no sufran desengaños, pensando incluso que serán de este modo, los mejores padres para ellos.
Pues bien, esta actitud lo único que consigue son niños insoportables, inseguros y desorientados.
Si nadie les enseña donde están los límites, lo que está bien o está mal y sobre todo a respetarse a si mismos y a los demás, nos vamos a encontrar con una generación de personas egoístas, egocéntricas e inseguras….
Los niños son importantes, hay que respetarles, darles todo el amor del mundo, darles seguridad…pero tienen que aprender a que no son el centro del mundo, que existen límites, que viven en sociedad y para ello hay que hacer algo muy sencillo, educarles, ya que sino, cuando crezcan se van a encontrar con una realidad muy distinta y a la que no van a saber enfrentarse.
Soy partidaria de escuchar y respetar mucho las opiniones de los niños, son pequeñas personas con sus preocupaciones y necesidades y, hay que dejarles margen, incluso a veces reconozco que soy un poco blanda en ciertos aspectos…
No obstante, considero que hay límites que un niño no puede sobrepasar, tanto en la conducta para con sus padres, como en las relaciones y comportamientos en sociedad. Hay que enseñarles a respetar un NO, aunque ello derive en conflictos, a que conseguir las cosas requiere esfuerzo, y sobre todo enseñarles que los actos tienen consecuencias.
De verdad, qué no vamos a traumatizar a los niños por levantarles la voz en un momento crucial, ni por hacerles cumplir un castigo, ni por decirles que NO cuando realmente tiene sentido…No por ello serán niños menos libres, ni niños frustrados, ni reprimidos, ni nos querrán menos como padres, quizá pasé algo curioso si empezamos a educarles bien:….
¡Qué se conviertan en personas buenas, solidarias, respetuosas, éxitosas, amables…!
A colación con este artículo me gustaría reseñar un extracto de un libro publicado por el juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, en el que se puede encontrar el siguiente Decálogo para formar un delicuente:
¿Quiere hacer de su hijo un auténtico delincuente?
Si la respuesta es que sí sólo tienes que seguir estos sencillos pasos:
Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosasmás graciosas.
No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre losdemás.
Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Pues bien, no se muy bien si siguiendo este manual a raja tabla, todos los niños se convertirán en delicuentes, pero lo que está claro es que, sí serán niños insoportables, tiranos, maleducados y consentidos y, quizá alguno que otro si que llegue a ser un poquito delicuente.
Cuando nace un niño nace la esperanza de un mundo mejor, la esperanza se pierde cuando los padres no lo saben educar.
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