Dar de comer a un niño de entre tres y siete años es, para muchos padres, un esfuerzo casi titánico. Eso sí, la mayoría de ellos salen del atolladero mediante paciencia, constancia y mucha imaginación.
La solución más fácil es darles continuamente aquello que desean, pero los niños son incapaces de controlarse, por eso deben tener una alimentación equilibrada que les haga crecer sanos y fuertes. Para conseguirlo, tendremos que ofrecerles platos divertidos, atractivos para sus sentidos y que tengan todos los nutrientes que necesitan.
Un primer paso es implicar al pequeño en las tareas de la cocina. Ayudarnos a hacer una masa de harina, remover los ingredientes o echar los condimentos servirá para que el niño coma con más placer aquel plato que ha contribuido a cocinar. De igual forma, la presentación es fundamental para que el niño coma. No es lo mismo un filete de pescado a la plancha en un plato, que acompañarlo con un poco de perejil, tomates cherry, huevo duro rallado y formas dibujadas con ketchup.
Mentiras piadosas
Uno de los sistemas para conseguir que un niño coma de todo es que 'no vea' los alimentos que le producen rechazo por su aspecto. Desde tiempos inmemoriales, las madres utilizan los purés como un sistema cómodo y sencillo de introducir en la dieta aquellos productos que a los niños no les gustan. Por ejemplo, a un simple puré de patata se le pueden incorporar puerros, espinacas, cebolla, tomate, acelgas y todas las hortalizas que se te ocurran.La mayoría de los niños rechazan ciertos alimentos por su color, forma y, sobre todo, por la textura que adquieren en su paladar. Triturados en puré, el pequeño apenas se dará cuenta de lo que está comiendo.Otros aliados de nuestra cocina para que tus hijos coman de todo son los huevos, la pasta y el arroz. Bien camuflados en una tortilla, unos espaguetis o una paella, muchos niños son capaces de comer de casi todo. Las posibilidades son muchas: tú sólo tienes que probar suerte con nuevas combinaciones.
Carne y pescado
Con el pescado y la carne pasa un poco lo mismo. Los filetes suelen ser una ardua tarea para los niños: cortar, masticar, quitarle los nervios o los huesecillos... muchos no se lo comen por puro aburrimiento. Como padres, nuestra tarea es facilitarles el trabajo. De ahí que las hamburguesas o los filetes rusos tengan tanto éxito entre los más pequeños: son lo más sencillo que hay para comer.El pescado es uno de los alimentos más odiados por los más jóvenes. Por eso la mejor forma de que lo consuman es rebozado, en forma de palitos, varitas o formas de animales. No debemos abusar de este tipo de productos, ya que al ser fritos provocan un exceso de calorías y grasas en su organismo. También puede ser buena idea dejar que el niño vaya probando los distintos pescados que hay, ya que muchos de ellos tienen sabores más suaves que quizá les resulten atractivos.
El postre
Una manera de conseguir que los pequeños se coman lo que les pones es seducirles con el postre. Los postres lácteos caseros son muy sanos, nutritivos e irresistibles para la mayoría de los niños. Flanes, natillas, crema catalana, arroz con leche... la variedad es enorme.o ideal es combinar este tipo de postres con piezas de fruta que complementen la dieta con gran cantidad de vitaminas y minerales esenciales para el correcto desarrollo de su organismo.La fruta suele ser otro de los escollos que tienen que salvar los padres para conseguir que sus hijos coman bien. Se puede comenzar mediante zumos naturales, que conservan todas las vitaminas y minerales de la fruta.
Otra forma sencilla de que los niños vayan tolerando la fruta es hacer macedonias con piezas variadas, con azúcar y bañadas en zumo de naranja.
La macedonia también se puede tomar con miel, un cóctel que será muy beneficioso para el sistema inmune del niño. Los pequeños de la casa no son muy conscientes de la importancia que tiene que coman de todo. Haciendo combinaciones adecuadas podemos conseguir que su gusto culinario abarque cada vez más alimentos.