Comer todos juntos.
Los horarios dispares entre niños y adultos dificultan que la familia pueda comer unida. Unos de los factores para poder equilibrar la alimentación familiar es comer padres e hijos juntos, por lo que se debe hacer un esfuerzo para que esto se realice, sobre todo en la cena, adelantando los horarios de los mayores para equipararlos a los de los niños.
Desayuno fuerte.
Muchos niños no desayunan en casa porque no hay tiempo. El desayuno es la base para que grandes y mayores puedan rendir durante todo el día, aunque el pequeño coma también en el colegio.
Organizar un menú semanal.
Con el fin de comer correctamente y asegurar que toda la familia consuma alimentación variada, es bueno crear un plan organizacional con el menú que comeremos cada semana. Así no hay lugar a improvisaciones, y podemos prever aquellos alimentos ricos en vitaminas que se van a consumir durante toda la semana.
Evitar las grasas, la comida rápida y el exceso de azúcar.
En una dieta rica en alimentos nutritivos, se deben evitar las grasas y la comida rápida, protagonizada por la bollería industrial. Si queremos darles a los niños algo de pastelería, es mejor optar por el pan y pastelería casera. También deben evitarse los refrescos con azúcar, por consecuente toda la familia debería beber agua en las horas de las comidas y las cenas.
Varias piezas de fruta al día.
Es necesario sustituir la bollería y los chocolates por la fruta. En la comida y cena familiar, comeremos fruta de postre, y también es bueno dar una pieza de fruta para desayunar y merendar.
Consumo de pescados.
En la dieta alimenticia familiar no pueden faltar alimentos clave como las verduras, las hortalizas, y los pescados. De hecho, es bueno que grandes y pequeños coman pescado al menos tres veces al día. Lo mejor es que se pueden cocinar de muchas maneras, desde pescado rebozado, a la plancha, a través de guisados o de sopas y cremas para facilitar el consumo de éstos a los más pequeños.