Los terrores nocturnos es uno de los trastornos del sueño conocidos como parasomnia, son episodios que se producen durante la fase más profunda del sueño. El niño sufre episodios de miedo intenso, gritos y agitación del cuerpo mientras duerme. En ocasiones, se despierta de manera brusca, aterrorizado y confundido.
Suelen iniciarse entre los 4 y los 12 años, aunque son más frecuentes de los 3 a los 6 años y en los niños que en las niñas. Si aparecen en la edad adulta, algo no frecuente, suele ser más preocupante, ya que pueden estar más relacionados con problemas emocionales
Aunque se desconoce la causa, se piensa que podrían estar relacionados con el desarrollo inmaduro del cerebro, que lleva al niño a tener dificultades para salir por completo de la fase de sueño profundo y despertarse.
Algunos medicamentos pueden hacer más profundas todavía las fases de sueño, lo cual favorece el inicio de los episodios. Por último, en adultos, se asocian a trastornos como la depresión y/o la ansiedad y también el consumo de alcohol puede influir.
En muchos casos, el consuelo de sus padres es el único tratamiento que necesita el niño, ya que los terrores nocturnos suelen desaparecer por sí solos. Si se presentan después de los once años, suponen un riesgo para la seguridad, impiden un descanso suficiente, afectan al rendimiento en la escuela o el trabajo o a las relaciones sociales, sí puede ser necesario consultar a un médico.
Por otra parte, es necesario asegurarse de que sus hijos siguen una correcta higiene del sueño, ya que la privación de este o los horarios irregulares de descanso son posibles desencadenantes de los terrores nocturnos.