¿Cómo podemos reconocer si nuestro peque sufre de terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos son trastornos del sueño, algo más complejos que las pesadillas.Los terrores nocturnos no despiertan al niño y pueden desencadenar manifestaciones físicas por el miedo o el enfado que están viviendo en el sueño.
Además suelen ocurrir durante las primeras horas de la noche, con frecuencia entre medianoche y 2 de la mañana.
Por otro lado el niño incluso puede parecer despierto, cuando en realidad no lo está.
Otros síntomas son respirar de manera acelerada, golpear objetos, dar patadas, gritar o llorar, llegando a no reconocer ni a sus padres, ni incluso el lugar donde se encuentra, ya que en realidad continúa soñando.
Otro aspecto que define a los terrores nocturnos, es que todos nuestros intentos por calmar al niño serán infructuosos e incluso empeorarán la situación.
Y es que por mucho que nos empeñemos en calmarle el niño no nos reconocerá y notará nuestra presencia cómo alguien extraño, lo que le puede asustar aún más y prolongar el episodio.
Sin embargo una vez que el sueño finaliza, acaba el terror nocturno.
Es decir, el niño se calmará repentinamente volviéndose a dormir, como si nada hubiera ocurrido y no recordará nada a la mañana siguiente.
¿Cómo debemos actuar ante los terrores nocturnos?
La forma de proceder es, por lo general, dejar que la situación pase por sí sola, normalmente entre 10 o 15 minutos los terrores nocturnos tienden a desaparecer.No obstante, es muy importante, que durante el episodio observemos al niño y vigilemos que no se haga daño, ya que en su expresión del miedo o el enfado, puede golpearse contra la cama, dañarse al dar puñetazos o patadas o incluso caerse de la cama.
Y, si observamos un episodio violento, podemos trasportar al niño a una zona segura, sin tratar de despertarle y dejarle que se calme.
En general, lo mejor es no tratar de despertar al niño, aunque si la situación es muy incontrolable, podéis intentar despertarle despacio encendiendo la luz, hablándole con voz suave para que vaya reconociendo nuestra voz poco a poco, contarle donde esta y quiénes eres, intentar que reaccione con estímulos, como ofreciéndole agua, ver alguna cosa que le guste, aunque puede que os cueste bastante.
A veces, incluso, funciona el cantarles una canción familiar que soláis cantarles, para que vaya asimilando vuestra voz dentro del sueño, y lo note como un punto de referencia y calma.
Pero por regla general, la forma en la que debéis actuar ante los terrores nocturnos, dependerá de cómo reaccione el niño y del grado de importancia del episodio.
Al fin y al cabo nadie conoce mejor a tu hijo que tú y poco a poco, irás encontrándo el método que mejor te funcione.
¿Cómo evitar los terrores nocturnos?
Para intentar evitar los terrores nocturnos, los expertos recomiendan seguir unas rutinas de sueño.Ees decir que el niño, se acueste siempre a la misma hora, que duerma las horas suficientes, que no vea la televisión o juegue a videojuegos, justo antes de ir a la cama y intentar hacer alguna actividad relajante antes de dormir.
Sin embargo, es probable que, a pesar de seguir estas pautas, el niño siga sufriendo de terrores nocturnos.
En este caso lo único que podamos hacer es armarnos de paciencia y esperar a que crezca ya que, normalmente a partir de los seis o siete años los terrores nocturnos tienden a desaparecer por sí solos.
No obstante, si veis que la situación es especialmente preocupante, os recomendamos hablar con un experto que os pueda asesorar sobre la mejor manera de proceder y descartar así, que pudiera existir alguna causa física que estuviese provocando los terrores nocturnos.
No debemos confundir los terrores nocturnos con las pesadillas
Una pesadilla, generalmente es una manifestación exagerada del subconsciente, debido a que la mente necesita canalizar y asimilar.A diferencia de los terrores nocturnos, las pesadillas suelen aparecer en la fase de sueño más profunda.
Las causas de las pesadillas suelen ser fases de ansiedad o nerviosismo en el niño.
También pueden producirse por alguna situación que nos les esté preocupando en ese momento, o incluso por haber sufrido alguna situación traumática, que en el caso de los niños, puede ser desde una simpe película, a cualquier acontecimiento que el niño no haya aceptado bien, cómo pueda ser el nacimiento de un hermano, un conflicto con algún amigo o compañero, o incluso después de alguna rabieta el día anterior.
Sin embargo, las pesadillas también pueden deberse a causas físicas que afecten directamente a la calidad del sueño, por ejemplo cuando a un niño le cuesta respirar bien, tiene demasiado calor o se encuentra enfermo o con fiebre.
Podemos identificar que se ha tratado de una pesadilla y no de un terror nocturno, si el niño después de haber tenido el sueño, se despierta llorando o asustado, alterado, pero sin embargo sí es capaz de distinguir que ya se ha despertado.
Y por lo tanto podemos llegar a hacerle entender que se ha tratado de un mal sueño y calmarle pasados unos minutos.Incluso, puede que le cueste volver a dormirse, por miedo a volver a soñar con lo mismo, pero con cariño, comprensión y paciencia, conseguiremos que el niñosse calme y recupere el sueño.
Al día siguiente lo más probable es que recuerde la pesadilla, momento idóneo para, sin forzar al niño, intentar que hable de ella, para así poder analizar las posibles causas, racionalizarlas y tratar de solucionar el problema.
Todos los niños con más o menos frecuencia, suelen presentar pesadillas, incluso desde que son bebés, y esto no representa un problema especial, a no ser que sean muy recurrentes, es decir, más de 4 o 5 pesadillas a la semana.
¿Cómo actuáis vosotros ante los terrores nocturnos? ¿Tenéis algún consejo para otras mamás? Gracias por dejar vuestros comentarios.