Comenzaron unos días antes de ir por primera vez a la guarde. Esos primeros días le duraban poco, en menos de media hora estaba calmada pero al ir "al cole" con las nuevas rutinas, niños que no conocía, etc. se le agudizó y le duraban más, una hora u hora y media pasaba hasta que se calmaba.
En su caso, la señal cada noche de que comenzaba la guerra era empezar a dar vueltas en la cama. Yo la oía moverse como si no estuviese cómda en ninguna posición hasta que pasados unos minutos me llamaba para, acto seguido, iniciar su retahíla de noes, manotazos y huidas (corría y gateaba por la cama huyendo de mí) sin fin.
No había forma posible de calmarla. Los primero días intentaba cogerla, le ofrecía agua y teta (que siempre, siempre la calmaba), encendía la luz, volvía a apagarla,? pero nada funcionaba, no se calmaba así que decidí no hacer nada. Me mantenía de pie, al lado de su cama vigilando que no se lastimase ni se cayese de la cama, aguantando las ganas de cogerla como he hecho otras muchas veces, hasta que de repente, la cara le cambiaba, me miraba y con una tranquilidad parsimoniosa, me pedía "tetaaaaa". Entonces estiraba sus brazos hacía mí, yo la cogía y le transmitia la calma que solo una madre puede transmitir. Se cogía a mi pecho y se volvía a quedar plácidamente dormida en cuestión de segundos. En esos momentos, al verla dormida en mi pecho, toda la angustia, el sueño y la impotencia desaparecían.
¿Cuándo finalizaron? La verdad es que no lo sé, ha sido al escribir este post cuando me he dado cuenta que hace días que no se despierta en mitad de la noche chillando. Creo que fue cuando empezó a ir al cole por la tarde. Como os conté, la segunda semana de cole se puso malita y no fue, con lo que al volver se quedaba llorando. Sin embargo, fue comenzar el mes de octubre y empezar a ir por la tarde al cole, que su chip cambió, no solo se queda contenta sino que está deseando ir. Pues fue en ese momento, creo, cuando dejó de tener terrores nocturnos (y ahora que pienso, coincide también con el momento en que comenzó a hacerse pipi y caca encima). Casualidad o no, no lo sé, sólo sé que ahora las dos dormimos bien (aunque lavo más).