Hoy vamos a conocer un poquito más acerca de esos dos nuevos elementos que pueden sobrevenir cuando nuestros retoños se mecen en los brazos de Morfeo: las pesadillas y los terrores nocturnos.
Aunque son dos cosas distintas, ambas se engloban dentro de los trastornos del sueño y específicamente dentro del grupo de las Parasomnias. Estas palabras pueden asustar al principio pero lo importante es saber diferenciar qué es y cómo tratarlo.¿Empezamos?
PESADILLAS INFANTILES
¿Qué son y qué las origina?
Las pesadillas son uno de los trastornos más frecuentes en los niños. Aunque la causa se desconoce con seguridad, cuando aún son muy pequeños, están relacionados con la separación de los padres a la hora de dormir que genera ansiedad. Cuando van creciendo se relacionan con algo que haya ocurrido justo antes de acostarse, como el haber escuchado un cuento que lo asustó o haber visto un programa de televisión que lo perturbó y genera una situación de estres.
Las pesadillas ocurren habitualmente durante el sueño ligero y su frecuencia es relativa: hay quienes las tienen muy seguidas, otros menos, y están quienes ni siquiera llegan a sufrirlas. Es importante diferenciarlas de los terrores nocturnos, que habitualmente son desencadenados por fiebre, falta de sueño y medicamentos, y suelen aparecer a primeras horas de la noche.
A medida que el niño vaya expresándose y ampliando su lenguaje, podrá verbalizar sus temores y hablar de las fuentes de temor durante sus sueños. Habitualmente son estos mismos relatos buenos indicios para detectar el disparador de la pesadilla: una película, un programa de televisión, un relato, un dibujo, etc.
¿Cómo actuar antes las pesadillas?
Ante las pesadillas o terrores nocturnos : NO debemos despertarlo: Aunque la primera reacción sea cogerlo en brazos, sigue dormido y cogerlo sería despertarle. Habrá que acompañarle junto a la cama hasta que se calme.
El bebé o el niño debe saber que su mamá o su papá estarán allí para protegerlo y acompañarlo hasta que vuelva a dormirse.
Cuando los niños pueden ya expresarse, es importante hablar acerca de la pesadilla, de qué cosas les asustan para poder evitarlas antes de dormir.
¿Cómo evitar las pesadillas?
Más que saber cómo evitarlas, lo importante es establecer una rutina tranquilizadora previa a la hora de dormir: el baño, la cena, un cuento alegre o tranquilo o música y ponerlo a dormir con luz “antimiedos” (luz nocturna para niños) puedes ayudar a alejar sus pesadillas.
Por esto, la mejor prevención es estar atentos a los estímulos que reciben nuestros hijos, especialmente antes de la hora de irse a dormir.
Si las pesadillas continúan y tu niño sigue teniendo mucho miedo a la hora de ir a la cama, se recomienda hablar con su pediatra. Puede que las pesadillas sean una indicación de algún trastorno en su rutina diaria.
TERRORES NOCTURNOS
¿Qué son?
Los terrores nocturnos son trastornos del sueño en los cuales el niño se despierta rápidamente de su sueño aterrorizado. Se puede despertar gritando y con frecuencia asustado y confundido. Puede golpear los objetos que tiene a su alrededor con violencia sin estar despierto. Puede estar sudando, respirando muy rápido, tener una frecuencia cardiaca rápida y pupilas dilatadas. El episodio suele durar de 10 a 20 minutos y luego volver a dormirse. El suceso ocurre durante la fase de sueño profundo en las primeras horas de la noche y generalmente no se recuerda ni el sueño ni el episodio.
¿Con qué factores se relaciona?
Las causas más habituales con las que se relacionan los terrores son: los antecedentes familiares, el desarrollo inmaduro del cerebro, la fiebre y algunos medicamentos, falta de sueño o tener horarios de sueño irregulares.
¿Cuándo es más frecuente?
Los terrores nocturnos son frecuentes en la infancia; aparentemente el 40% de las personas han tenido en su infancia algún episodio, pero pocas los siguen sufriendo en la edad adulta. La inmensa mayoría de las veces se da en niños sanos alcanzando su mayor frecuencia a los 11 años, no nos debe preocupar puesto que desaparece a medida que el niño crece en torno a los 12- 15 años. Sin embargo, cuando éstos aparecen en la edad adulta es más preocupante. El hecho de sufrir terrores nocturnos en edad adulta, puede estar relacionado con problemas emocionales como la ansiedad, depresión u otros problemas de personalidad.
¿Cuando hay que pedir ayuda profesional?
Los terrores aparecen en un momento de mucha tensión o por problemas emocionales. Lo más importante para los padres y personas que viven con niños que padecen de este trastorno, es conocer el problema. Si el problema persiste habrá que consultar a un especialista para indagar qué está pasando con el niño.
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