Lo que más afectó fue madrugar. Ella que está acostumbrada a levantarse a las 10 de la mañana, hoy le ha tocado despertarse a las 8. Menos mal que siempre suele tener muy buen despertar (salvo a la hora de la siesta, que no lo lleva tan bien), si no hubiéramos terminado llorando antes de empezar.
Hemos llegado a las 8:55 y la primera impresión ha sido buena. Ella entraba y salía viendo el patio de recreo, las rampas de acceso. Parecía que le estaba gustando. Les hemos llevado a todos a la puerta de su edificio para que no se y allí ya, al entrar, ha empezado a decir que no, que ella no entraba. La he cogido en brazos y he pasado con ella a la puerta del aula, la he bajado y me he ido.
Pobrecita mía, al volver a por ella una hora después me ha dicho la maestra que se ha puesto a llorar! No sé el tiempo que se ha tirado llorando, pero un rato seguro que sí. Cuando han salido ella estaba bien y me ha dicho que ha estado jugando con otros niños a correr. También me ha dicho después que ha estado llorando .
Esperemos que no tarde en adaptarse. Contaba con que no tuviera demasiados problemas, ya que aunque ha sido una niña que no ha ido a la guardería, es muy sociable y le encantan los niños. De todas formas, estoy contenta porque no se ha tirado toda la hora llorando. Así que el primer día de clases no estuvo tan mal como pensabamos.
Qué pasará mañana?