Hay dos rupturas: la del alma, cuando te das cuenta de que se ha acabado (separación emocional), y la separación física que llega con el divorcio.
El divorcio con hijos es más complicado aún, porque si los padres no lo llevamos bien, corremos el riesgo de meterles y contarles más de lo que deben saber
¡Error! Si lo hacemos, nuestros hijos podrían desarrollar lo que en psicología se llama: apego inseguro y apego evitativo, con problemas en sus relaciones futuras de pareja por sentir que no pueden fiarse de nadie.
Les podríamos estar provocando de mayores tuvieran miedo al compromiso, y salieran corriendo de sus relaciones, o que fueran unos inseguros celosos y absorbentes, con miedo al abandono.
“Como papá se fue con María y nos abandonó, los hombres no son buenos”.
“Como mamá se enrolló con José Antonio, todas las mujeres son malas”.
Fastidiar al otro usando a los hijos, es terrorismo emocional y les deja secuelas de por vida. ¡No dejes que eso pase!
Ante sus preguntas el mensaje debería ser: “Esto son cosas de papá y de mamá”, o “de mamá y de mami”, o “de papá y papi”.
Si ves que se está complicando el divorcio, te vendrán bien apoyo y orientación para el camino.
¿Conoces algún caso así?
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