Todo bicho viviente que ha dado biberón a un niño termina diplomado en 'tetinología'. Si desde bebé ha optado por una lactancia mixta, consigue licenciarse en 'Ciencias Tetinológicas'. Si como yo, por desgracia, sólo ha podido dar a su hijo leche de fórmula, te conviertes en todo un MTA (Master en Tetinalismo Avanzado). Y ojo, sin libros, sin ayuda, de forma autodidacta, por el método ensayo-error. Que digo yo. ¿Por qué nadie explica cómo es y para qué sirve específicamente cada tipo de tetina? Pero de verdad ¿eh? Los cuatro datos que dan las marcas no son suficientes. Luego, claro está, aparece en la ecuación la variable 'bebé', cuyos gustos y manías pueden complicar aún más la búsqueda de la tetina definitiva. Después de siete meses peleándome con Baby para que se tome a gusto el biberón sin tragar demasiado aire y con 17 biberones y más de 20 tetinas en casa, creo que puedo esbozar mi enciclopedia ilustrada sobre la materia.
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