Desde chiquitita mi hija amaba los caballos, pero comprar una membrecía en un Club nos era imposible y la verdad que llevarla a un parque no era la opción que estábamos buscando. Cada vez que podíamos le trepábamos en uno y la sonrisa no se le borraba semanas, con su corta memoria de niña de 1 año (foto), recordó meses una sola experiencia de montar un caballo, y nos decidimos buscar dónde podía vivir esta experiencia y aprender a montar bien. Lo más importante para mí era un lugar dedicado a la equitación, con todos los cuidados del caso y la precaución física con los niños, y personal capacitado que pueda dar acompañamiento.
Como todo buen papá que busca cursos para niños de 3 años o menos, nos topamos con todas las dificultades que eso supone. No los aceptan por ser muy chiquitos, donde les aceptan me parecía un poco aburrido y demasiado “educativo”, o solo los aceptan con compañía de los papás (y lo que yo quería era estimular su independencia). Lo que estaba buscando no eran clases, eran espacios recreativos, interactivos, estimulantes, donde la educación quede de lado por un rato y ella pueda divertirse, correr, interactuar y ser feliz.
Un día, de casualidad, entré en el Facebook para matar un poco de tiempo y entretenerme con fotos ajenas. Entre esas fotos vi una nenita de un añito subida en un caballo y abajo decía algo de clases, se me prendió la vena investigadora e hice click! Oh, maravilla con la que me encontré, clases de equitación para niños, desde el año de edad. No lo podía creer, llamé, escribí, hice todo para contactarlos lo antes posible. Mi felicidad al escuchar que tenían clases entre semana y fin de semana fue inmensa y me tomó más o menos 20 minutos hacer el depósito para el primer mes, casi sin consultar con mi esposo (I love you, gracias por ser tan comprensivo siempre).
Y desde ese fin de semana mi hija es cada vez una niña más desenvuelta y feliz, ama ir a ver “sus caballitos”, no para de hablar de ellos, con esta actividad entendió claramente a una edad muy temprana la diferencia entre semana y fin de semana, se volvió una experta en cómo acariciarlos, montar, desmontar, darles de comer y andar en un caballo.
Estoy segura que me tocará comprar un caballo en los próximos años, y confío ciegamente en los dueños de La Caballeriza para que me ayuden a buscarlo y lo cuiden (arriendan caballerizas y dan el cuidado también).
Es un orgullo para una madre ver a su hijo tan desenvuelto, y les recomiendo que lean todo sobre la interacción entre niños y caballos, son seres dan dóciles y entregados, tan abundantes en sabiduría y dulzura, tan capaces de comunicarse con nosotros; y el efecto que tienen al ser parte de la vida de los niños no tiene precio.
¿Dónde queda y cuánto cuesta?
Queda en Puembo, toma su tiempito llegar si uno está fuera del valle, pero vale la pena mil por ciento!
Nosotros vivimos en Carcelén, y nos toma 1 hora llegar por la nueva vía. Hay un tramo de unos 500 metros que no está en buena condición, pero lento uno puede pasar con cualquier carro.
Y el valor bordea los $100 mensuales por una clase por semana y $160 por dos clases por semana.
También nos enteramos -no por hacerles publicidad gratis, pero vale la pena saberlo- que se puede hacer paseos en caballo con toda la familia. Hemos visto a familias salir y llegar varias veces mientras estamos en las clases, todos absolutamente felices. Cuando hagamos una nosotros les cuento cómo nos va.
Contactos: http://www.lacaballerizapuembo.com/
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