¿Funciona de verdad? Lo he probado y puedo decir que sí, pero con reservas. Por el momento, se lo he leído a mi hijo de dos años y medio sólo una noche antes de acostarse. Para que se entienda bien cómo son nuestras noches, normalmente nos acostamos los dos en la cama para dar inicio a un gran despliegue de cuentos y triquiñuelas para dormirlo. Tardamos entre media y una hora en dejarlo completamente frito, y sólo después de contar tres o cuatro cuentos (para él nunca son suficientes), leídos o inventados. Suele caer dormido sólo cuando yo me tumbo junto a él y me hago la dormida (muchas veces, caigo yo antes).
La noche que le leí el cuento del conejito, en cambio, sólo hubo tiempo de contar esa historia. No se durmió durante su lectura, como yo esperaba (quizá mis expectativas eran demasiado altas), pero sí estuvo muy relajado y quieto mientras se lo narraba, algo que nunca ha hecho. Apoyó su cabecita en mi hombro para ver los dibujos y seguir la historia, y se quedó completamente quieto. Y se durmió cinco minutos después de terminarlo. En total, pasaron veinticinco minutos hasta que se quedó dormido.
He dicho que sí con reservas porque creo que funciona a la perfección con niños que realmente quieren dormirse, pero que tienen problemas para conciliar el sueño o están tan nerviosos o emocionados que no pueden. Pero para niños que no quieren caer dormidos, o se resisten, como mi hijo, es más complicado. El pequeño no paró de intentar pasarme las páginas para que avanzara más rápido la lenta historia (que está claro que le desesperó y aburrió), y justo cuando pensaba que había quedado dormido, movía su manita para decirme que no le gustaba el dibujo de esa página y que pasara ya a la siguiente. Dudo mucho que quiera que lo leamos juntos otra vez, a no ser que esté realmente necesitado de sueño
¿Cuál es el secreto de este libro?
Que nadie espere un libro para niños de buen formato, bien encuadernado y con bonitas ilustraciones, porque no lo es. Es una especie de cuadernillo de trabajo con unas ilustraciones sencillas escrito por un psicólogo sueco especializado en el estudio del comportamiento que en su prólogo y en letra pequeña ya advierte: “Límites de responsabilidad: aunque este libro no sea peligroso de usar, el autor y publicador no se hacen responsables de sus efectos”.
La historia es sencilla, la de un conejito que quiere dormir y no puede, y que pide ayuda a varios personajes que se encuentra por su camino a la cama: el Tío Bostezo, el Caracol Durmiente y el Búho de Ojos Pesados. Todo, como se ve, está pensado para invitar al sueño y también para aburrir. Lo peculiar de esta historia (lenta historia) es cómo está contada: en negrita las partes que hay que resaltar, en cursiva lo que hay que leer despacio y entre acotaciones, acciones que hay que hacer durante la lectura, como bostezar.
Cambia de sujeto de la historia del conejito al niño, pero no para hacerle protagonista como en otros libros, sino para darle sutiles directrices para dormir. El ritmo de la lectura es clave y también las palabras que se destacan, que en ocasiones pueden parecer extrañas, pero que están elegidas por su efecto psicológico. Por cierto que también está disponible en audiocuento.
En definitiva, creo que es un recurso para hacer dormir a niños que, en algún momento, tienen dificultades para hacerlo. En nuestro caso, lo usaré como comodín para esas noches en que esté peleón y en las que, después de preguntarle si quiere ayudar al conejito Carlitos a dormir, le parezca bien. No lo veo útil para leer cada noche antes de acostarse, sigo prefiriendo alternar nuestros cuentos y aprovechar ese rato para recordar cosas bonitas del día y hablar de lo que haremos al día siguiente.
Prometo leerlo otras noches y actualizar esta entrada más adelante para contar si sigue funcionando
¿Qué os parece este cuento?
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