Este mes he querido retratar esa escena que tanto me gusta y que se produce mucho menos de lo que a mí me gustaría.
¿Por qué la palabra hogar? Porque me encanta estar en mi casa en pijama y zapatillas. Notar esa sensación especial que deja la calefacción encendida. Mirar por la ventana mientras llueve. Hacer un bizcocho y llevar tres trocitos al salón. Ponerme la manta por encima y tumbarme en el sofá. Os aseguro que puedo pasar mucho tiempo, tan feliz, sin salir de casa. Es un placer que con un niño de 20 meses cada vez aprecio más.
¿Algún hogareño más por ahí?
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