Y no es verdad porque, si el adolescente no tiene una dificultad estructural que le impida cumplir con el mínimo de requisitos pedagógicos exigidos, es más que probable que adolezca de algún problema al que siempre se le puede buscar una solución.
1. Escuchar, hablarle e intentar entender
Y nosotros como padres tenemos la responsabilidad de entender qué le sucede al chaval para que no tenga ninguna motivación por estudiar. El “es que no es capaz” no vale, es una excusa para no admitir nuestro desconocimiento y no querer hacer frente a algún problema en el que, lo más seguro, estemos más que involucrados.El mundo psicológico es muy complejo, y quizás el del adolescente más, pero eso no quita para que intentemos escucharles, hablar e intentar entender lo que nos quieren transmitir, aun cuando no sepan qué es eso que quieren comunicar.
2. Mirar hacia nosotros
Y es que, cuando un chaval no quiere estudiar, lo primero hacia donde debemos mirar es hacia nosotros. No estoy hablando de evasión de la responsabilidad por su parte ni de culpabilidad por la nuestra.Quizás nos podamos sentir impotentes por no ser capaces de saber qué le sucede, ni cómo poder acercarnos a él, pero lo que nunca debemos pensar es que el chaval es un inútil o un vago.
Me estoy refiriendo a que nosotros, como padres, tenemos que mirarnos y ver qué podemos cambiar, si podemos, que indirectamente va a provocar un cambio a su vez en nuestro hijo tanto en los estudios como en otras áreas.
3. Comprensión y confianza
Nuestra actitud debe ser de comprensión y confianza; sí, confiar no es creer a ciegas ni convencernos de algo que no estamos sintiendo; sino darnos cuenta de que en el fondo, ese chico tiene unas capacidades que, aunque no sean las que a nosotros o a los demás gustarían, son suyas y nosotros debemos ser partícipes de su desarrollo.Por tanto, ¿qué podemos hacer para nuestro hijo estudie? Pues confianza, apoyo y trabajo, sin escusas, pero involucrándonos como parte responsable de su desarrollo y haciendo frente a cualquier problema que pudiera ser la causa de su motivación.