La prescripción de suplementos vitamínicos es una demanda que no cesa en todo el año, pero que aumenta en dos épocas del año en concreto, en primavera y otoño. Y tiene su explicación. Por una parte coincide con el cambio de estación por lo tanto, con el cambio de luz y ahí la serotonina nos juega una mala pasada. La serotonina es una sustancia que fabrica nuestro cuerpo y nos sirve para no estar cansados. Esta sustancia depende mucho de la luz, de ahí que nos tenga cansados en los cambios de estación. Por otra, la parte psicológica también nos afecta, en otoño porque se nos muestra como el comienzo de una nueva rutina, donde los días de descanso, sin orden sin reloj quedan atrás y se avecinan días maratonianos, con jornadas eternas, tanto para niños como para mayores. Y la primavera nos llega cuando ya estamos algo cansados de estas jornadas y estamos demandando vacaciones a gritos.
Y después de esta explicación, ¿crees que las vitaminas solucionarían nuestro problema? Pues yo opino que no.
Por otra parte nos venden las vitaminas como la panacea para mejorar nuestra memoria y nuestra concentración. En el 2013 la Universidad de Harvard desmontó esta teoría con un estudio donde comparó a individuos tomando vitaminas y a otro grupo tomando placebo y concluyó que no había diferencias cognitivas entre los individuos que tomaron vitaminas durante la duración del estudio y los que tomaron un placebo.
Pero sí hay personas con mayor riesgo de sufrir deficit vitamínicos, esto son los niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas y con riesgo de malnutrición. En estas personas si estaría indicado el uso de suplementos vitamínicos. Siempre que se demuestre que los necesitan tras un estudio y tras la prescripción de un médico.
Porque no todas las vitaminas son buenas. Algunas vitaminas, las llamadas liposolubles tienden a acumularse en nuestra capa grasa. Entre ellas están la vitamina D , la vitamina E , la vitamina K y la vitamina A. Al no eliminarse por la orina podrían ser tóxicas para nuestro organismo
La mayoría de las vitaminas las fabricamos nosotros o las aportamos con nuestra dieta, siempre que sea variada. Existen multitud de vitaminas en las verduras, los lácteos o las carnes. Si mantenemos una dieta variada y equilibrada, y si no tenemos ningún problema especial, no necesitamos aportes sintéticos.
Doctora Sin Zapatillas
Mi Otro Yo
¡¡¡FELIZ MIÉRCOLES!!