En esta ocasión os hablo de un juego de cartas que triunfa en casa.
¿Conoces el juego de cartas del UNO? Seguro que sí porque cada año introducen nuevas modalidades de juego por estas fechas con su consecuente publicidad.
En casa no tenemos la baraja original sino dos barajas mezcladas que nos regalaron en el AVE, pero que más o menos vienen a imitar este juego.
Jugamos mucho a este juego y te voy a contar cómo y qué pueden aprender los niños jugando sin darse ni cuenta.
Juegos de cartas: Uno (versión renfe)
Nuestra baraja la componen 106 cartas porque han mezclado dos barajas y perdido si no me equivoco 2 cartas.
Voy a decirte sus cartas principales:
Números del 0 al 9 en cuatro colores: rojo, verde, azul y amarillo. 8 cartas de cada número, menos del 6 y 7 que falta una de cada número.
8 Cartas de girar el orden de juego.
8 Cartas de “te duermes”
8 Cartas de +1
2 Cartas de +2 y cambio de color
2 Cartas de cambio de color
Al inicio del juego se reparten 7 cartas y se pone una en el centro de forma visible y a su lado el montón de cartas restantes.
La finalidad del juego es quedarse sin cartas antes que tus compañeros.
Hay que poner cartas del mismo color o número de la que hay en el centro. Por ejemplo:
“En el centro hay un 3 azul y el jugador que empieza pone un 3 verde, el siguiente pone un 7 verde y el próximo un 7 rojo…”
Es sencillo.
Entre medias y haciendo coincidir el color hay que planear pequeñas estrategias con las cartas especiales.
Las cartas de girar el orden cambian el orden de juego.
Por norma general se juega en el sentido de las agujas del reloj, así que al salir esta carta hay que ir en sentido contrario.
Si solo juegan dos jugadores le vuelve a tocar a quien la eche.
Las cartas de “te duermes” hacen que el siguiente jugador pierda el turno. Igualmente si solo juegan dos, le vuelve a tocar a quien ha echado la carta.
Las cartas +1 obligan a robar carta al siguiente jugador. En algunas casas son acumulativas, es decir, yo echo +1, el compañero también y el siguiente tiene que robar dos cartas en lugar de una.
Aquí no acumulamos, tampoco hay que ser ansias.
Las de +2 y cambio de color le obligan a robar dos cartas y te dan la oportunidad de cambiar al color que te venga mejor. Por último las de cambio de color sencillamente te permiten cambiar el color de la carta guía.
Así avanza el juego.
Cuando te encuentras sin cartas debes robar cartas hasta encontrar una que te sirva para hacerla coincidir con la del centro en número o color.
Si sólo te queda una carta debes decir ¡uno! o si se te olvida decirlo y te pillan te tocará robar una carta.
Y nada más. Es bastante sencillo de jugar, perfecto para niños a partir de 3 años.
De hecho mi pequeño Julio de 4 años es, desde hace un año campeón indiscutible y trama complejas estrategias que te dejan muerta.
Es dificil ganarle y poco recomendable porque tiene muy mal perder.
Aunque si pierde, su último recurso es jugar contra “el fantasma”.
Le tiene frito al pobre fantasma que siempre pierde en todos los juegos.
Con este juego tan sencillo, aunque quizá algo dificil de explicar, los niños/as aprenden, fomentan y fortalecen:
Respeto por las normas de juego.
Paciencia hasta el momento en que te toca tu turno y por tanto disciplina.
Conceptos como igual o diferente. Incluso sin conocer los números y los colores son capaces de apreciar cuales son iguales en color o figura y eso les permite jugar.
Colores. Aprenden cuatro colores básicos: rojo, verde, azul y amarillo.
Números. Trabajan los números del 1 al 9.
Direccionalidad. En el momento que deben cambiar la dirección del juego deben interiorizar este concepto para poder seguir jugando con normalidad.
Agilidad mental. Tienen que planear estrategias de juego para quitar de su mano cuantas más cartas mejor y que los contrarios tengan que robar más cartas. Han de estar atentos a las jugadas de los demás y a las cartas que están en el centro.
No suelo potenciar la competitividad pero es algo que sencillamente surge: quieren ganar. Por ello se esfuerzan e intentan crear las mejores estrategias para llegar a su fin.
Por supuesto todo lo que implique un manejo de objetos de forma manual fomenta la motricidad fina.
Diversión en familia. Este tipo de juegos tiene un fuerte componente social incluso si no hay ningún adulto presente es muy aburrido jugarlo de manera individual. Nosotros jugamos en familia. Es un buen rato que pasamos juntos y eso los niños lo disfrutan muchísimo. Sin duda este es el rey de nuestra caja de juegos “tranquis”.
Si tienes interés por este juego te facilito el link del juego original en Amazon para que tú tambien pases un entretenido rato en familia.
En próximas entradas os contaré acerca de Los Dados, un juego al que me enseñaron a jugar mis padres cuando era pequeña y que tiene también un fuerte componente pedagógico.
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