Desde que en Madrid nos pusieron el servicio de alquiler de bicicletas, las bicis han aparecido como las setas en esta época del año. Y, por si no tuviéramos poco, a conductores y viandantes se nos ha añadido un peligro más en las calles. Porque no nos engañemos, ponernos encima de una bici en plena ciudad no nos convierte en Induráin, aunque muchos crean lo contrario.
Querido ciclista: no vale pensar que hace unos años tú eras el rey de las dos ruedas en tu entorno, porque seguramente el lugar donde le dabas al pedal era menos hostil sin tanto coche, perro, niño, señora con carro de la compra, chaval con mochila de ruedas o paseante sin más. Y tampoco te sientas superior y en tu pleno derecho cuando circulas por el carril bici, porque por muy señalizado que esté, los viandantes aún no nos hemos hecho a ello y es más que probable que esperamos allí en medio a que nuestro semáforo se ponga en verde. No te enfades, no lo hacemos aposta. Si optas por circular por la calzada, mide tus fuerzas y, por favor, señaliza siempre. Sé que es mucho estrés estar pendiente del camino, de los coches, de las marchas... Por eso, querido ciclista, antes de coger una bici piensa, ¿puedo hacerlo? Y si lo haces, con cuidado por favor. En Madrid, las bicicletas todavía son para el verano y, en contadísimos casos, para la ciudad.
¡¡FELIZ LUNES!!
He escrito esta entrada después de ver arrollar a una niña en plena calle Serrano, cuando iba de la mano de sus padres. Afortunadamente la niña, a pesar del golpe y el susto, parecía estar bien. Al ciclista, bien trajeado, no le llegaba la camisa al cuello y dudo yo si volverá a subirse a una bici.