Lo siento, pero es así. Ser madre te sumerge en un estado de enajenación mental y no, no es transitorio. De pronto, todo tipo de pensamientos catastróficos invaden tu mente, peligros de todo tipo acechan a tu bebé, ni siquiera descartas que haya quien pretenda deliberadamente matarlo. ¿Alguien puede asegurarte lo contrario? Ajá! No.
Y nadie debería criticar nuestro estado de locura. ¿Acaso podríamos hacer todo lo necesario para calmar a nuestro pequeño, para hacerle comer, para que no llore en el baño... con un comportamiento cuerdo? ¿O sería alguien capaz de escuchar todas las sandeces que la gente (anónima y conocida) suelta por la boca cuando ve un bebé, e incluso responderles sin que se sientan ofendidos, sin cierto grado de desequilibrio mental? Pues tampoco.
Después de cinco meses, me he parado a pensar qué es ser madre y he llegado a las conclusiones siguientes: ser madre es ...
... comerte con patatas la mayoría de tus teorías previas.
... detestar a todos los niños que con sus manos mugrientas infestadas de gérmenes pretenden asesinar a tu hijo.
... descubrir la malísima educación de las viej señoras que te paran por la calle y jurar venganza.
... que todo bicho viviente te pregunte sin ningún pudor por tus tetas, por si tu hijo se alimenta de ellas y justificar ante su gesto de desprecio las razones por las que no lo hace.
... descubrir nuevos monstruos en tu entorno familiar, más enajenados aún que tú y tratar de mantener a tu hijo lo más alejado posible.
... despertar taquicárdica en medio de la noche, encender la lamparita de una host golpe y comprobar que respira, tras escuchar un ruido "así como de ahogo". Esta operación se repite cada cuarto de hora, aproximadamente.
... pasar horas cantando ´melodías y letras inventadas "ad hoc". Puede repetirse la melodía, pero no la letra. Por ejemplo. En la cocina: "el biberón, el biberón, quién se come el biberón? qué rico está, que rico está el biberón pa" merendar". En el baño: "el agüita, calentita, quién se mete en el agüita?" Las peores suelen surgir en el cambiador: "culo "cagao", culo "meao" Quién tiene el culete "embadurnao"?"
... pegarte con la p*t* sombrilla cuando hace sol y con la p*t* burbuja cuando llueve.
... asesinar con la mirada a Mr. Cute por llegar a casa, hacer ruido con la puerta y despertar a Baby Cute. Que sí, que el hombre tendrá que entrar en casa, pero las bisagras piden a gritos un chorrito de 3 en 1.
... montar un pollo a un acordeonista callejero por despertar a Baby Cute con una espantosa interpretación y encima osar a pedir pasta por ello. Verídico.
... salir del váter con las bragas en los tobillos porque, de nuevo, te ha parecido escuchar un ruido "así como de ahogo".
... las viej señoras por la calle: -Ay qué guapo! +Sí. -Y qué grande está! +Bueno, no sé. -Pero si está enorme. ¿Qué tiempo tiene? +Cuatro meses. -¿Lo ves? Está grandísimo para su edad. +A ver viej señora. Que fue prematuro y aún usa ropa para bebés de un mes.
... gastar un pastizal en zapatitos que ni necesita, ni le van a durar más de cuatro días, porque "son tan monos...". Llevar los tuyos sucios.
... mantener largas conversaciones en las que el interlocutor sólo responde mmmu mmmu, prfprfprf, gggga gggga. Y alguna pedorreta. Porque ¡mi niño ya sabe hacer pedorretas! Bieeeeen!!
... comprarse un traje de baño y renunciar al bikini en un ataque de pudor y por evitar que piensen, en el mejor de los casos, que vuelves a estar embarazada.
... limpiar toda la casa de puntillas para no despertar a Baby Cute. Un ejercicio buenísimo para el gemelo. El de la pierna.
... justificarle a tu suegra que el niño no tiene frío con un pijama nórdico, gorro, manoplas, saco de pluma y cubrecoche. En mayo.
... hacer tropecientas mil fotos a Baby Cute con el móvil, otras tantas con el móvil de Mr. Cute, el doble con la cámara "buena" y no borrar ninguna "por si acaso". ¿Por si acaso qué?
... darle un lingotazo a un biberón que sabe a cartón piedra con aroma de vainilla para tratar de entender por qué Baby Cute no se lo come. Y entenderlo.
... jurarle a tu suegra por la gloria de tu madre que después de comer le tapas la tripa al niño con una mantita. Aunque haga 35 grados a la sombra.
... desinfectar periódicamente el suelo de casa para cuando el niño gatee y que falten meses para ello. También por si acaso. Para que el parqué pierda vicios antiguos.
... aprovechar que se ha dormido para ducharte pero salir llena de jabón dejando el pasillo perdido (otra vez a desinfectar) tras oir un ruido "así como de ahogo".
... volverte fan del camisón. ¿para amortizar los que compraste para la clínica? No, es que de pronto te gustan!
... pasarte la noche en vela poniéndole el chupete para que no llore y que justo cuando está plácidamente dormido Mr Cute pegue un salto hasta la cuna exclamando "¿qué le pasa? ¡qué le pasa!"
... -¿Está llorando? +No, es la batidora del vecino. -¿Está llorando? +No, es que hay un gato en la tele. - ¿Y ahora? +Creo que ha pasado una moto.
Conclusión: ser madre es lo mejor que he hecho nunca. Bendita locura.