La vuelta al cole no será nunca lo mismo sin ti Raúl. Llevo varios días dándole a vueltas a comenzar esta carta para ti y no se me ha ocurrido alguna otra manera. Aunque yo no lo diga a voz abierta ni a gritos, te recuerdo todos los días. Sabes de sobra que tu para mi has sido uno de los chicos que ha marcado mi corazón. Has sido mi chico. Como solíamos decir sino encontrabas la novia que a ti te gustaba tu y yo seríamos uno. Un nosotros juntos. Hoy no es un día señalado, es un día sin más.
Un dia en el que me ha salido volver a escribirte aunque en mi pensamiento estés a diario. Sabes que ya no estoy en Jaén, pero mi alma y mi mente divagan por allí aún. Sentarme frente al mar y recordarte en aquellas vacaciones juntos… es uno de los pensamientos que más me vienen. Creo que tu alma ahora que ya es libre está conociendo esos lugares que tanto te gustaban. No se si será cosa mía, pero aún siento ese golpecito del dorso de tu mano cuando me pongo un poco triste.
Aún habiendo mudado de ciudad, puedo cerrar los ojos y sentir tu aroma. Sentir tu sonrisa, y tus carcajadas. Puedo sentir como respirabas tan profundamente y puedo sentir incluso el latido de tu precioso corazón. Un corazón único sin lugar a dudas, un corazón que lleno de vida a todo aquel que conoció. Un corazón que hizo que nuestras vidas cambiaran para siempre. Si tu Raúl, tu hicisite historia aquí abajo. Has cambiado el mundo de muchos, entre ellos el mío.
GRACIAS Y MIL GRACIAS POR TODO LO QUE ME HAS ENSEÑADO. SIEMPRE SEREMOS UN NOSOTROS. TU Y YO SIEMPRE TENDREMOS ESA UNIÓN, ESA CONEXIÓN.
Cambiaste mi manera de ver la vida, de ver los problemas. Cambiaste mi pesimismo por positivismo. Cambiaste mi cara para siempre, instalaste en mí una sonrisa de por vida. No tengo ni idea de como lo hiciste, pero desde aquí te doy las gracias. Gracias por hacerme mejor persona, por sacar de mi interior la luz necesaria para dar luz a otras personas. Muchas personas me conocen como que fui tu monitora en el colegio, que yo te ayudaba a ti. Pero puedo decir con la boca bien grande que eso no es así. Tu me ayudaste a mi. TU y solo TU sacaste de mi esa parte que llevaba muerta muchos años. Hiciste de mi una persona diferente. Llevaba tantos años sin sacar de mi esa parte de querer ayudar a los demás que hasta olvidé mi verdadera vocación.
Contigo entendí muchas de las cosas en la vida. Contigo aprendí que soñar es una manera bonita de ver el camino. Que con una sonrisa todo es más fácil. Que ponerse en los zapatos de las personas es muy duro y como tal aprendes lecciones de vida. Me enseñaste a enseñar, a sacar de mi adentro la empatía dormida. Quizás todo esto ya te lo haya dicho en alguna orta carta y en mi mente miles de veces. Pero hoy de nuevo ha salido a florecer las ganas de escribirte, las ganas de que el mundo entero sepa que TU has marcado la vida de muchos.
A ti mi campeón.
Te quiere tu alocada y simple monitora, Marta.